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¿Y si tu madre es una bruja? Esta pregunta es con la que comenzó el FICC edición 48, y es casi tan perturbadora como ... la foto de Sandro Miller que le sirve de cartel anunciador. Inquietar no es un mal comienzo para un festival.
El japonés Hirokazu Koreeda dirige por primera vez fuera de su archipiélago, estrenándose con la película francesa 'La verdad', a la que imprime su íntima convicción, otorgada por la experiencia, de que las familias completamente felices no existen.
Dirección: Hirokazu Koreeda
Reparto: Catherine Deneuve, Juliette Binoche, Ethan Hawke, Ludivine Sagnier
País: Francia
Año: 2019
Proyección: en FICC48, 24 de noviembre
Nos cuenta la visita de una hija, Juliette Binoche, a su madre, Catherine Deneuve (alter ego de sí misma). Una vieja estrella que entiende la vida como un guion que interpretar, una mujer cortante, que ejerce de odiosa suegra de la humanidad que le rodea. No es una película rosa de reencuentros familiares, tras verla más bien dan ganas de abortar la Navidad.
Es recurrente en el cine relatar las complejas relaciones entre una madre centro de todo y una hija a su sombra. Los conflictos de la 'princesa' Carrie Fisher con la falsamente dulce Debbie Reynolds se plasmaban edulcoradas en 'Postales desde el filo'. Mucho más dura era 'Queridísima mamá' (1981) sobre la relación de Joan Crawford (que trataba el cuarto de estar de su casa como el saloon de 'Johnny Guitar'), con su maltratada hija. Aunque creo que 'La verdad' está más cerca de 'Tacones lejanos'.
Este director de lo pequeño que es Koreeda, impregna de humor todo el metraje, y pone al servicio de la historia la cámara, cómplice necesaria de la imperfección familiar que nos relata, con sus encuadres como de making off, huyendo del correcto y tranquilizador plano contra plano, en los momentos en que nos mete en el rodaje de una película, que viene a ser el espejo con azogue de la historia principal.
No encontraremos la sutileza de otros trabajos del director, y habría estado bien, porque las relaciones familiares nunca son blanco o negro. En ellas siempre se quedan las puertas entreabiertas, se dicen cosas sin decirse y se encuentra en las mentiras tácitamente aceptadas un lugar donde edificar otra verdad. En esta cinta se dan demasiadas explicaciones y se cierran demasiados círculos.
Pero todo se excusa ante el duelo interpretativo de las dos divas. Ambas chorrean talento por la orejas, y de esa lucha entre la frigidez emotiva de la Deneuve con la pasión siempre contenida de Binoche, solo sale damnificado Ethan Hawke, devorado en cada escena por estos dos monstruos de la interpretación (claro que él no es precisamente un gigante).
Antes, con un Batel lleno, pudimos ver el corto de Sandro Miller 'Psychogenic fugue', una pieza inclasificable en la que John Malkovich parece el Paco León de 'Homo zapping', pero con el que se da paso a la imprescindible retrospectiva de David Lynch y a la inexcusable exposición de Miller.
¿La madre de la película es una bruja? Terminó la cinta sin que ninguno de los espectadores supiéramos la respuesta. Mañana más.
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