Yo sigo

Para Ciudadanos, el desastre sin paliativos del 10-N puede ser el principio del fin o un aldabonazo que permita rehacer el partido y servir a España desde el centro liberal.

Siempre he dicho que Ciudadanos no es ni debe ser flor de un día. Ha venido para quedarse. Un centro moderado, transversal y regenerador es más necesario que nunca. Se han cometido errores. No pasa nada por reconocerlo. No hay paños calientes que poner. Las encuestas vaticinaron un mal resultado el 10-N y se quedaron cortas. Yo mismo creía que no iba a ser tan negativo como se auguraba, pero los españoles son sabios y soberanos y ellos fueron quienes dictaron sentencia.

En cualquier caso hay un 11-N, un 12-N y un 13-N. El mundo no se acabó el domingo, ni Cs tampoco. Los resultados no han sido buenos y creo que deberíamos aprovechar para hacer autocrítica, tal y como ha hecho Albert Rivera, dejando clara su enorme talla política. A quienes quedamos nos toca hacer de la necesidad virtud, y salir de esta situación más reforzados porque esta Región y este país nos necesitan. El proyecto de Ciudadanos es ahora más necesario que nunca. El castigo electoral puede y debe ser de utilidad para centrarnos en lo importante.

El gran vacío que dejan Rivera y Girauta es un punto de inflexión para estudiar cómo hacer las reestructuraciones que necesitamos, qué cosas debemos cambiar y a qué camino debemos regresar para devolver la ilusión a nuestros numerosos afiliados y simpatizantes, sin tener miedo al talento, porque lo esencial, la idea que nos trajo y que arrastró a millones de españoles, sigue ahí.

Algunos tendrán la tentación de abandonar el barco y subirse a otros 'caballos ganadores'. Yo sigo porque creo en este proyecto, y si hay que remangarse para achicar agua, seré el primero en hacerlo. Ciudadanos es una idea a la que le ha llegado su momento, solo hay que rescatarla y enarbolarla de nuevo.

Con una sociedad cada vez más polarizada y falta de puentes, un centro integrador y abierto, con vocación nacional y europea, patriota sin ser patriotero, dialogante, defensor de los derechos, con solvencia para proponer políticas sensatas, regenerador y cercano, es más necesario que nunca.