Seis temas

Segundo. Empieza ya el Mundial de fútbol de Qatar. Ayer pensaba en nombres de jugadores de la selección y me he dado cuenta de que mi mente futbolística nacional se ha congelado en Iniesta, Iker Casillas, Raúl, Sergio Ramos y Joaquín en los cuartos de final de Corea-Japón. No tengo ni idea de quién es el capitán y por deformación murciana siempre preferiré a Camacho antes que a Luis Enrique. En cualquier caso, con que no gane Francia y Mbappé se siga arrepintiendo de no venir a Madrid diría que me conformo. La experiencia de Chanel en Eurovisión me ha hecho constatar que se sufre menos cuando sabes que vas a perder que cuando crees que puedes ganar. Al menos la Roja esto sí me lo concede.

Tercero. Se están poniendo de moda los 'reality show' sobre la vida de los 'influencers'. El último ha sido el de Dulceida, la 'instagramer' más seguida de España. Más allá del cotilleo sentimental o de las confesiones sobre su inestable salud mental, es interesante comprobar cómo la industria que más vive de la frivolidad en realidad es una máquina expendedora de dinero con cientos de profesionales que transforman el tiempo libre de los adolescentes en oportunidades de negocio más lucrativas que cualquier sector laboral tradicional. Cuando vean a sus hijas consumir a una chica de mediana edad poniendo morritos en TikTok, sepan que por ese vídeo de 10 segundos la autora está ganando más dinero que usted y yo juntos en mes de paga extra. Nos hemos equivocado de profesión.

Cuarto. Se han puesto de moda los cines de lujo. Es algo así como volar en primera clase en un transoceánico, pero en este caso viendo a Brad Pitt en pantalla. Hay asientos XXL reclinables, una carta de menú de restaurante, camareros que vienen a todas horas a servirte, mucha menos gente y mucha más exclusividad. Es más caro que el tradicional, pero también es una forma idónea de reinventar la experiencia cinematográfica en un contexto en el que la oferta de ocio de las plataformas de vídeos es tan infinita que parece ridículo pagar 10€ por ver algo que en dos meses será gratis en la tele de casa. En Murcia aún no hay ninguna sala así, pero en cuanto llegue les recomiendo encarecidamente la experiencia. No es muy barato, pero en peores cosas nos gastamos el dinero que no tenemos.

Quinto. Carlitos Alcaraz se ha lesionado. Ya es mala suerte que para una vez que ganamos en algo nos dure tan poco la alegría. Aun así, pensaba el otro día al respecto de nuestro héroe regional que tiene que ser mucho más complicada la presión de mantener el número uno que el ansia por conseguirlo. Haber tenido como referente a Rafa Nadal es un orgullo y un honor, pero también una faena: ahora parece que si no ganas 14 Roland Garros no eres nadie en el deporte. Como probablemente nadie se lo diga, aquí va un alegato a su favor: con lo que has hecho ya eres historia. Lo que venga a partir de ahora es un regalo. Disfrútalo.

Sexto. Todos estos temas variopintos los he escrito porque el miércoles volví a Murcia y mi padrino me reprochó que solo escribo sobre política y cada día parezco un poquito más facha. Me he propuesto aburrirle en estas líneas para convencerle de que la reforma de la sedición, el alcalde de Madrid hablando sobre Millán Astray, la peatonalización del barrio del Carmen, la candidatura de Ballesta o la refundación de Ciudadanos habrían sido temas mucho más entretenidos que esta amalgama de cosas inconexas.

Lamento haberles utilizado como rehenes, pero en familia a veces los trapos sucios hay que lavarlos de cara al público. La semana que viene volvemos por España.