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Una sanidad ideologizada, Colón y los tránsfugas

El 'procés' es la gasolina que alimenta la locomotora de Vox: cada vez que el conflicto catalán aumenta su repercusión en la actualidad española, Vox crece

Domingo, 6 de junio 2021, 10:00

Los hechos son por todos conocidos: varias mujeres han denunciado falta de atención y sufrimiento psicológico al negarse el SMS a practicarles el aborto en ... embarazos de fetos con malformación. La Consejería de Salud respondió a tales denuncias aduciendo que el porcentaje de objetores entre el personal de ginecología era de un 95 %. Falso. Los testimonios de los médicos han sacado a la luz que el 75 % de los ginecólogos de La Arrixaca estarían dispuestos a practicar el aborto en tales situaciones límite, y que el verdadero problema es ideológico y, por tanto, de falta de voluntad política. Es cuanto menos execrable que, en 2021, en una región de España, una administración priorice una forma de pensamiento radical sobre la salud física y emocional de un grupo de ciudadanas. Y, en esta misma línea, constituye un agravante que una Consejería haya dejado prolongarse en el tiempo tal situación, y que solo haya –aparentemente– reaccionado ante el escándalo mediático nacional que se ha originado por las acusaciones de las protagonistas de estos tristes hechos. Pareciera como si lo único que importara es apagar el fuego, y no el daño causado a estas mujeres. La salud de los ciudadanos debería ser un absoluto ético al margen de consideraciones partidistas e ideológicas. Pero no lo es. La peor política es aquella que, con tal de hacer prevalecer su visión sesgada del mundo, es capaz de ensayar su determinismo ideológico sobre el cuerpo de aquellos individuos a los que debería cuidar. Los ciudadanos no son cobayas de los intereses partidistas. La obligación máxima de un gobierno es velar por el acceso de cada persona a la carta de derechos que le reconoce la ley. Me río yo de tanto constitucionalista de mano en el pecho que, llegado el momento, y a su conveniencia, se salta la ley y causa un daño irreparable a decenas de mujeres. España no es una bandera y un himno: son millones de personas que no quieren ser maltratadas ni juzgadas moralmente por políticos que creen tener derecho sobre sus cuerpos y vidas. Basta ya. El escándalo de los abortos supone uno de los episodios más graves y lamentables de la historia democrática de la Región de Murcia. Y quienes han ocasionado tal situación juegan con la ventaja de que el histórico reciente de anomalías es tan extenso que la sociedad lo consumirá con la abulia y rapidez de la comida rápida.

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