Secciones
Servicios
Destacamos
La superioridad moral de la izquierda es un mantra que no se tiene de pie aunque se siga difundiendo con aplomo. La pandemia actual es buen ejemplo. Pululan las teorías conspiratorias sobre el origen material del virus que nos amenaza, cómo empezó y si hay algún responsable directo. Existen, sin embargo, pocas dudas acerca de la nefasta tardanza de las autoridades chinas en admitirlo, la sanción a un médico que dio la alarma, la negativa de Pekín a recibir a expertos estadounidenses, su opacidad en suma en un problema vital. Algo propio de un régimen totalitario.
Reacción similar, más criminal aún, se produjo con la catástrofe nuclear de Chernóbil. Hay un serio fallo en un reactor, se silencia, las autoridades soviéticas insisten en que es un bulo lanzado por los pérfidos occidentales para desprestigiar al régimen comunista, mueren miles de personas, quedan contaminadas por vida centenares de miles –yo acogí en casa durante semanas a niños ucranianos para oxigenarlos–, hubo amenazas a quien lo admitía, la prensa rusa fue amordazada y hubo que esperar 18 días para que Gorbachov lo admitiera sin alarmismos en la televisión. Ambos casos, las alarmas sanitarias mayores del último medio siglo, tienen algo en común, fueron inicialmente escamoteadas y los responsables del ocultamiento son los dirigentes de los dos faros, en su versión comunista, de la izquierda mundial. No vemos aquí mucha superioridad moral, lo contrario.
Veamos los deportes. ¿Qué países han creado un concienzudo programa de dopaje en atletismo que ha funcionado durante décadas consiguiendo medallas tramposas para vender que sus regímenes políticos eran superiores? Rusia, la Alemania comunista, Bulgaria, etc., no el podrido capitalismo occidental, sino el comunismo izquierdofilo. Nueva patraña de superioridad moral.
La historia reciente europea. Hitler es un canalla infecto, cruel, racista, abominable. Pero, ¿qué lecciones de moral pueden dar Stalin y sus partidarios habiendo mandado a millones a campos de concentración, exterminado por hambre a decenas de millones de campesinos, ejecutado a decenas de miles? No obstante, el Nobel Neruda, nuestro Alberti, el chileno Allende... tienen poemas y elegías llorosas a la muerte del bestial Stalin. ¿Porque al ser de izquierdas era superior moralmente?
Nuestra contienda. ¿ Dónde está la superioridad moral de las ejecuciones que hicieron los republicanos en Paracuellos del Jarama sobre las que realizaron las tropas franquistas tras la toma de Badajoz? En ninguna parte. Dentro de la injusticia de ambas, fueron más graves las de Paracuellos. No entremos en comparar 'Gürtel' con los 'Eres' andaluces. La superioridad de la izquierda sale mal parada.
Y llegamos al virus actual. Pedro Sánchez puede dar pocas clases de moral. No aludo a su penosa tesis doctoral. Tampoco a que el presidente del Gobierno de toda España encuentre sobrado tiempo para verse repetidamente con un separatista catalán y ningunee a los presidentes de Andalucía (ocho millones de habitantes) y la apurada Murcia. Hay más, pero me ceñiré al coronavirus. ¿Cómo puede una persona que en el momento del ébola, con un solo afectado que no murió, tachó de irresponsable y desinteresado a Rajoy al cabo de una semana y ahora pasarse 38 días sin comparecer cuando llevábamos cientos de afectados y bastantes muertos? ¿Cómo se puede ser tan cínico y tan pícaro? Y llega la guinda, ¿cómo, con el ejemplo cercano de Italia, puede el Gobierno de la nación alentar la celebración de manifestaciones feministas multitudinarias –el vitoreado portavoz Simón pregonó que no presentaban peligro– cuando, en realidad, el sentido común y voces internacionales decían que eran totalmente desaconsejables? Por la sencilla razón de que la fiesta feminista del 8 de marzo pasaba delante cualquier consideración sanitaria. Nula moralidad.
Tanto 'Le Monde' como 'The New New York Times' señalaban el sábado pasado que España es el epicentro del virus en Europa «tras dilaciones» en la toma de decisiones oficiales. La deducción apunta a que nuestro presidente ha sido titubeante e incompetente. Si sumamos el increíble fomento de las manifestaciones, yo deduciría que, tanto como eso, Sánchez es un político barato, carente de la menor superioridad moral.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.