¡Te ha salido un moño en el bancal!

Ahora que por fin convirtió el campo socialista en su solar sanchista. Limpito de varas y barones. Ahora que tiene tanta Lastra para soltar lastre. Ahora que luce Calvo sin esa vieja caspa generacional y se puso el partido por Montero. Ahora que relegó a Guerra Lechter a batallita de abuelo cebolleta con mascarilla rebajada, enojado por lo bajini mientras moja galletitas en su leche caliente, acariciando su gato. Ahora que presume de galones democráticos por pactar con ese hombre de paz, del partido del que usted me habla, como hombre de Estado, o lo que quede. Ahora que anda manejándolo todo con el mando de su PlayStation, con ese botón Redondo, ese menú de Tezanos, ese stick Delgado de Fiscalía, esa X contra 'fakes' no oficiales y con esa partidita salvada para seis meses... Ahora, a punto de tanto cuento sobre las cuentas, Aitor en su tractor y Ortuzar a pie de huerto le gritan «¡Te ha salido un moño en medio del bancal! ¡Mala suerte! Ya sabes qué tienes que hacer: arrancarlo y trasplantarlo. No sabes lo que chupa, te deja la tierra seca. Tienes que replantarlo cuanto antes que luego da más guerra y se le hace más grande el rizoma». En esta Españita siempre amanecía, que no era poco, a gusto del PNV. Parece que la tradición se debe ver amenazada. «A ver si nos van a arrancar el nogal para dejarnos solo con el Árbolaren Egia de hacha invertida», pensarán, puño en mesa, mirando el moño.

Ya sea por lógica fractal o por el maldito karma, al sanchismo le ha brotado su propio minisanchismo. Una gramínea en su huerto ejecutivo que como líbero actúa por la vía de hechos consumados, pactando derogaciones por la banda y concitando apoyos a su propia causa. ¡Qué gran extremo izquierdo! Poli bueno o poli malo regateando según sea la parroquia de legislatura. Pero no es lo mismo que La Roja le meta seis a Alemania que el rojo le cuele presupuestos a Merkel. Con tanto ojeador internacional sobre independencias judiciales y minucias de separación de poderes, no estamos presupuestariamente para echar cohetes. Ni mucho menos; que, desde la época de los ERE, no desaparecían 200 millones tan rápido. En solo ocho minutos.

Pero Pedro no trasplantará el moño del bancal sanchista. Lo regará con mimo y suspiros resignados del resto de su ejecutivo porque, en comparación, le sirve para aparentar un perfil moderado. Olvida que la doctrina pablista es justo la contraria. Al mínimo brote se cortan puntas y se purgan con aloe vera mejicana. Le dejará la tierra seca. Al menos la 'ley Celaá' nos permitirá pasar de curso por compensación porque a este paso vamos condenados a repetir de ola en ola.