Secciones
Servicios
Destacamos
Empezó a pasarme hace unas semanas algo bastante desconcertante a lo que busco explicación: cada vez que voy a salir de casa y busco mi ... abrigo, pienso irremediablemente en otro que hace muchos años que no tengo y que usé de forma obsesiva durante demasiado tiempo. El motivo tras el fenómeno es un misterio para mí. Nada parece haberlo podido provocar, pero ahora, sin venir a cuento, un par de segundos cada día, la imagen de aquella prenda jubilada me viene a visitar como un fantasma antiguo, hasta que recuerdo que no es la que busco y consigo recrear el aspecto de mi abrigo actual.
Esa extraña sensación de 'déjà vu' textil me ha asaltado, además, en unos días en los que el mundo parece plagiarse a sí mismo, con la amenaza de una nueva gran recesión mundial de la que muchos en realidad no recordamos haber salido nunca. Así que, entre unas cosas y otras, cada mañana hay un instante en que parece que nada hubiera cambiado.
Mi generación y las adyacentes no han conocido el significado de la bonanza económica. Más bien al contrario: hemos estado navegando a través de un bombardeo de crisis históricas que arrancó en 2008 con la bancarrota de Lehman Brothers y que condenó a todas las economías a un derrumbe sostenido que parece encontrar siempre algún motivo para seguir.
Recuerdo que los que iniciábamos entonces nuestra andadura profesional teníamos la esperanza de que la nube tóxica pasara rápido, que fuera solo un resfriado inoportuno del sistema financiero. Pero fuimos entendiendo, poco a poco y con dolor, que tendríamos que edificar nuestras vidas sobre un suelo adicto a los terremotos, que nos enamoraríamos y lloraríamos y nos reiríamos entre manifestaciones contra los recortes en sanidad y educación; que iríamos al día sin IVA y a tomar café y ver a los amigos y a la familia entre expedientes de regulación de empleo, noticias sobre la prima de riesgo y números rojos en los mercados.
Las cosas parecían estar a punto de mejorar cuando en Wuhan se escuchó la primera tos seca de un infectado por coronavirus. Luego, ya saben, el Consejo de Ministros decretó el estado de alarma y, por primera vez en mucho tiempo, la situación administrativa del país y la de los ciudadanos parecieron hacer juego. Y aquí estamos, un día de abril de 2025, mirando cómo las bolsas vuelven a entrar en pánico y el Gobierno desentierra conceptos como los ERTE o los avales del Instituto de Crédito Oficial.
Ayer, mientras apuraba el café, alguien pronunció en televisión la expresión 'lunes negro' y fue como llegar a una casa fea e incómoda pero conocida. He de reconocer que no me habría extrañado si, al abrir el armario, hubiera visto allí, esperándome en la percha, mi viejo abrigo de siempre.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.