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Espero que esto no ocurra, pero la estupidez humana es capaz de eso y mucho más. Para quien no conozca Salton Sea, es una laguna ... de California que en los 60 era un destino turístico de lujo en un ecosistema rebosante de vida. Científicamente, ambas lagunas se parecen lo que un huevo a una castaña, pues Salton es fruto de un error de cálculo monumental de los ingenieros de las obras del Río Colorado que inundaron una llanura mayor que el Mar Muerto.
Si buscamos Salton Sea en Google Maps, vemos una laguna acompañada de enormes extensiones agrícolas con ramblas desembocando en sus aguas. Esto generó en 1999 una crisis ambiental con millones de peces muriendo diariamente en sus orillas. Todo el mundo se echó las manos a la cabeza y el alcalde, un avispado republicano, se cameló a Clinton consiguiendo un plan de recuperación de 400M$ y resultados a 10 años vista.
Y aquí empiezan las similitudes con el Mar Menor. La causa del problema actual no son los puertos, barcos motorizados, el urbanismo desaforado, etc., caballos de batalla de los ecologistas hace apenas 6 años. La oposición regional anda estos días canonizando a Fuentes Zorita (ojo, reconocimiento merecido). Sin embargo, lo único que se pedía en la Asamblea Regional cuando estalló la primera sopa verde era una moratoria urbanística para evitar seguir construyendo casas. Así andaba la clase política dando palos de ciego en 2015.
Pero vayamos con las soluciones. El Gobierno nacional anterior se dejó hecha la labor de desbroce político-administrativo (que no es poco) consensuando con el regional un diagnóstico y tramitando actuaciones a nivel conceptual con el Plan Vertido Cero (PV0). La filosofía era compatibilizar los usos agrícolas financiando con fondos europeos infraestructuras mitigadoras de los actuales desequilibrios y corresponsabilizando al sector privado para su mantenimiento. Hubo debate con planteamientos alternativos. Yo sostuve la necesidad de un planteamiento en positivo como solución más realista. Ahora parece germinar intelectualmente una propuesta alternativa de 'cinturón verde' al Mar Menor. Ya me contarán cómo se come eso para que sea efectivo, a menos que se quiera expropiar medio Campo de Cartagena.
También andamos enredados en la discusión político-científica de si dragar golas y las competencias. Recuperar calado en Marchamalo (que no dragar la gola, que nunca estuvo en 1960 como algunos venden ahora) y rebajar el freático son de las pocas actuaciones posibles a corto plazo para aminorar el problema, y quién sabe si amortiguar los efectos de una DANA en otoño. Sin embargo, no son soluciones estructurales como el PV0, sino parches puntuales ante coyunturas de crisis.
El Ministerio, por su parte, no quiere ahora meterse en el 'fregao' del PV0, pues, aparte de que políticamente implica reconocer la asunción de competencias, supone enredarse en unas actuaciones cuya implementación llevará fácilmente 5 años (más el tiempo hasta ver resultados), algo imposible cuando los políticos tienen horizontes laborales cuatrianuales. Los nuevos 'spin doctors' monclovitas recomiendan aprovechar que parece que se lleva la delantera en la batalla de la opinión pública, pues ha capilarizado socialmente la idea de que el PP de Murcia no había metido en cintura al sector agrícola del Campo de Cartagena.
Es más cómodo decir que lo planteado llevaba demasiado cemento y que se quiere diseñar una cosa más 'verde', aunque eso implique tirar a la basura cinco años de trámites, y no se tenga muy claro cuál es el nuevo invento en ciernes. Si algo tenía el PV0 es que era realista. No explicar que, además de actuar en origen, hace falta algún tipo de infraestructura para solucionar el problema es vender unicornios. Se puede discutir el grado de compatibilidad con el sector agrícola. Eso es legítimo política y técnicamente. Sin embargo, es ineludible hacer algo en el acuífero para evitar que siga llegando agua cargada de nitratos a la laguna las próximas décadas.
Y aquí sí se corre el riesgo de cronificar el estado actual del Mar Menor adquiriendo la inercia que llevó a Salton Sea a su situación actual. Allí, en 2001, Bush enmendó a Clinton, pues tras el 11-S, el pastizal fruto del calentón preelectoral de 1999 se veía con otros ojos en Washington. Entonces empezaron los debates planteando medidas distintas, los desacuerdos políticos entre administraciones y toda esa música que también suena aquí ahora. Salton Sea tiene ahora playas blancas como Formentera. Pero si uno se fija, no es arena, son restos calcificados de peces muertos que quedaron allí para dar testimonio de la tragedia.
Esto o lo solucionamos poniendo lo mejor de cada uno de nosotros y sin pensar quién pagará electoralmente el precio político, o el paciente al final se muere. Y cuidado, que cuando los partidos moderados se olvidan de gestionar obsesionándose en sacarse los ojos mutuamente, los que acaban recogiendo el descontento son los partidos extremos.
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