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Trazar un 'vínculo luminoso' del presente con la II República española, queriéndose parecer a ella, es hacer un llamamiento, quiero creer que involuntario, al fraude en las urnas, al totalitarismo, a la psicopatía de masas y, en fin, al Gran Terror. Y lo acaba de ... hacer el presidente del Gobierno, nada menos, cuyas ideas son tan líquidas, y por eso merece más perdón, como cementada es su faz.
La Unión Europea debería condenar como infame el hacer apología de la II República española, como lo hizo con el nazismo o con ese comunismo que dice el partido Podemos, sin reírse, que «es democracia, es libertad». Algo podré decir, como descendiente de ilustrísima familia republicana de izquierdas (a la republicana de derechas no la cuento, porque no tiene derecho a haber existido). La II República española, desde el mismo inicio, y después no fue a mejor, era aquella escena que contempló Josep Pla en la Puerta del Sol, cuando se anunció el nuevo régimen: un gitano que, bebido, provocador o libre, o las tres cosas, dio vivas al Rey, y al que la gente sabiéndose impune (¡y de celebración!) arrancó literalmente la cabeza. Empezó animada la cosa.
La violencia sistemática que existe hoy en España es la independentista y/o de izquierda. Va desde el amedrentamiento perfectamente calculado al asesinato, como el de aquel tipo de los tirantes en Zaragoza. Quienes están detrás se sabe quiénes son porque lo defienden en tribunas institucionales. Los fascistas del futuro se llamarán antifascistas, dijo alguien. El futuro llega. Como yo solo soy un pobre facha constitucional, de la Constitución española, y parlamentarista, pero del parlamentarismo británico, me fusilarían en la misma tapia, en un quítate tú que me pongo yo, los comunistas auténticos y los fascistas de verdad. La II República empezó con una cabeza de gitano arrancada y no tardó en convertirse, porque ya venía convertida de casa, en pionera de lo que luego se llamaría una «república socialista soviética» o «satélite» (lo dijo en entrevista el socialista Largo Caballero, que como vestía muy bien parecía de orden). Este país fue el campo experimental de la aviación nazi, por ejemplo, pero antes ya venía siendo el experimento del primer país soviético no ruso tras un telón de acero por establecer. Es difícil de asumir, pero ya nos lo había anunciado Lenin en los años 20.
La II República española fue aquel sindios absoluto que nos deberia avergonzar a todos. ¿Vínculo luminoso? Más bien un 'sendero luminoso' que nos une como un cordón umbilical podrido a ella. Se votaba pero no fue democrática, no nació con la intención (ni la gente, España nunca ha entendido la esencia de la democracia) necesaria para ser un Estado de derecho. Ni cuando gobernaban ellos ni cuando intentaban gobernar los otros, pero según ellos no tenían legitimidad. Merece entrar entre los regímenes criminales de la Historia. Luminoso, dice. La película 'El resplandor'. Falta el hacha.
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