Réquiem por 'Sálvame'
REBELDÍA MURCIANA ·
Las adhesiones en el cotilleo son irracionales, y precisamente por ello son transversalesSecciones
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REBELDÍA MURCIANA ·
Las adhesiones en el cotilleo son irracionales, y precisamente por ello son transversalesAquí hablamos de política todos los domingos y este no va a ser una excepción. Pero esta vez vamos a adentrarnos en la de verdad, ... en la que consigue fluctuaciones de miles de votos en apenas segundos y que polariza a la sociedad mucho más que el chalet de Pablo Iglesias o las fotos a caballo de Abascal. Entremos hoy, por primera vez en estas páginas, en el oscuro mundo de la prensa del corazón.
Coincidiendo con el ocaso de 'Sálvame', que lleva unas cuantas temporadas viviendo la crónica de una muerte anunciada, una se pregunta por qué vendiendo exactamente el mismo producto, que es siempre el morbo, unas veces unos formatos tienen éxito y duran 20 años hasta que de pronto caducan y otros fracasan desde el principio.
El caso del programa de Telecinco es paradigmático. Si en un extremo del cotilleo tenemos a la revista 'Hola', incidiendo con tacto y delicadeza en la vida privada de los famosos (e incluso convirtiéndoles en tal), el caso opuesto es el tabloide amarillo de Jorge Javier Vázquez. Rudo, elemental, probablemente de mal gusto e incluso soez; pero en último término el programa más popular de la parrilla informativa. Analizar su éxito puede llevarnos a conclusiones sociológicas extremadamente intensas, pero resumámoslo en lo más evidente, que suele coincidir con la verdad: es sencillamente entretenido.
Ahondar en las desgracias ajenas en un formato que requiere mantener el encefalograma plano es buena medicina para un ama de casa sin mayor entretenimiento, pero también para un alto ejecutivo que se juega doscientos millones de euros al día en operaciones bancarias, para un funcionario de Correos o para una arquitecta de prestigio. El producto que ofrece son las desgracias ajenas, que tienden a ser un buen aliciente para olvidar las propias. La pandemia, la crisis económica, la guerra y hasta el proyecto de escucha ecofeminista de Yolanda Díaz parece que pasan a un segundo plano cuando se paran todas las rotativas por un bombazo informativo de una magnitud tal como que la hija de Paz Padilla se ha hecho una rinoplastia.
La fórmula de la Coca Cola es sencilla: ofrecer un producto transversal a personas con intereses y entornos completamente distintos que solo buscan saciar su curiosidad o incluso, mejor aún, soñar a lo grande con la vida de cualquiera de los que son acribillados a diario en Telecinco. Siendo tan complejo y a la vez tan simple como eso, y no habiendo existido ningún cambio sociológico en España que justifique que el formato antes triunfara a morir y ahora ya apenas nadie apueste por él... ¿qué ha podido pasar para que el Rey de repente esté desnudo?
Hay dos tipos de factores que explican todos los acontecimientos: los endógenos, es decir, los inherentes a cada cuestión; y los exógenos, los del contexto que rodean al tema. Empezando por los primeros, el cambio más evidente de formato que ha habido es la transformación paulatina de un programa de entretenimiento en un espacio de podemismo socialista a la mayor gloria de su presentador. Cuando el documental de Rociíto hizo su aparición en escena el cotilleo se transformó en una crítica política y social: esto ya no iba de defender a la una o al otro, sino de que no sostener al 100% la tesis de la hija de Rocío Jurado equivalía a ser tildado como peligroso ultraderechista al servicio de Putin.
La esencia de la prensa rosa es precisamente que el telespectador puede decidir si apoyar al cornudo o al infiel sin que nadie le prejuzgue por ello. Las adhesiones en el cotilleo son irracionales, y precisamente por ello son transversales: no hace falta tener formación, ni casi información, para estar del lado de cualquier personaje sin que nadie te juzgue por ello. El problema es que cuando la cadena deja de ser de entretenimiento y empieza a posicionarse como el altavoz de la atalaya moral de la izquierda, en la que ya solo se puede estar del lado de los famosos políticamente correctos, automáticamente la mitad de los espectadores prefieren darse al insulto al político que a ser insultados por la estrellita con micrófono.
Todo ello, aderezado con la revolución cultural y social que está provocando que la derecha sea prácticamente hegemónica en España sin que nadie en la izquierda se haya percatado de ello, ha terminado por convertir a 'Sálvame Deluxe' en historia de la televisión fracasada.
La de cosas buenas que traen los fachas a España. Una locura.
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