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Relajarse al volante

El confort del consumo suele pasar por encima de nuestras posturas éticas y cívicas, y a veces nos engancha tanto que preferimos perjudicar nuestra sociedad y nuestra salud

Domingo, 20 de noviembre 2022, 08:12

Uno de los cuentos más malrolleros que he leído en mi vida es, sin duda, 'Siete pisos', de Dino Buzzati (incluido en 'Sesenta relatos', Acantilado, ... 2006). Un viajero, aquejado de una leve fiebre, llega a un famoso sanatorio con la esperanza de recuperarse rápidamente. Se le instala en una agradable habitación del séptimo piso, el de los enfermos más leves, y a continuación se despliega ante él un proceso kafkiano en el que, siempre desde una cordialidad exquisita que nos recuerda a la que se dispensa a los huéspedes de una suite de lujo, va siendo reubicado 'temporalmente' en un cuarto de pisos cada vez más bajos. Las excusas, las fórmulas de cortesía y los discursos, tan tranquilizadores como vacíos, de médicos que se comportan como directores de hotel sustituyen al diagnóstico y hasta al tratamiento, que pronto descubrimos que no consiste en otra cosa que en calmar a los pacientes en su largo descenso a la primera planta, la de paliativos.

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