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Hace un par de días, una increíble fiestera y una gran amiga me llevaron a bailar. Sí, a mi edad. Allí descubrí la fuente de la eterna juventud de la que tanto disfrutan en este país los jóvenes. Una pista de baile, símbolo de inmortalidad ... y longevidad en la que imperan rimas pegajosas y entretenidas, con la increíble cualidad de poner a dar saltos al más tranquilo de los mortales y de hacer perrear hasta al más recatado.
Entre la adrenalina del grupo de gente que tenía alrededor y el ritmo de la canción 'Rakata' del artista Mocho Chavea, se me ocurrió una idea. No supe hasta este momento de silencio y tranquila escritura si fue una alucinación o un destello de las luces de neón lo que me hizo pensar: ¿qué ocurriría si este mismo garito fuese el Congreso de los Diputados?
Quizás entre todo ese jolgorio podríamos observar a nuestros próceres saliendo de la hojarasca que les protege, abducidos por los sonidos y las luces brillantes, roneando y perreando hasta ubicarse en el centro de la pista o, mejor aún, en el centro de atención.
¿Pero cuál es la danza comprometida de nuestros partidos políticos? Aunque nos hagan creer que el PP y el PSOE son totalmente opuestos, les une su capacidad de simbolizar el conservadurismo y el progresismo desde un modo blando, moderado; mientras que el partido de Abascal y el de Podemos son los mellizos que siempre se pelean por mostrar sus diferencias, aunque en el ADN sean iguales, con un modo de hacer política duro y áspero.
En el marketing existe un concepto clave: la necesidad de diferenciar un producto del resto para así llegar al público. En este caso, tanto el PP como el PSOE saben que gesticular con radicalidades de opereta les ayuda a mantener en el imaginario colectivo la fortaleza de su marca. Al igual que Pepsi nada sería si no tuviera un mínimo reflejo en los productos de Coca-Cola. Aunque todos sabemos que este planteamiento es un poco cínico, igual que la confesión de Iván Redondo al afirmar que la política es un «fraude». Pero no estamos hablando de cinismo, más bien de cómo colocar una marca (en este caso, los productos políticos) en la mente de los consumidores. Así, el PP y el PSOE, más que mirar al centro por la eternidad, se mirarán a sí mismos. Perfectos reflejos uno del otro de una concepción moderada en la ideología de España. Este país necesita que se cambien los ritmos políticos, pero sobre todo que se destruya esa canción manida y repetitiva con la que nos engañan nuestros dirigentes: los que brillan en la pista de baile son ellos, no nosotros.
Volviendo a la pregunta, ¿a quién le perrea el PP? ¿Le baila a Vox o al Centro?, ¿el PSOE gira hacia el Centro o hacia Podemos? La respuesta es obvia: el PP siempre girará hacia el PSOE y viceversa, puesto que uno y otro se necesitan como partidos garantes de estabilidad institucional, política y económica, tanto hacia los españoles como hacia nuestros queridos financiadores de Bruselas.
Pero, ¿acaso nadie se ha preguntado si no hay nada, absolutamente nada, en los programas políticos de Vox y Podemos que sea igual? A mí se me ocurre algo: la exigencia de una mayor radicalidad en la democracia en España, una mayor participación política del pueblo en la toma de decisiones (algo que se ha etiquetado como 'populismo' desde las revueltas plebeyas romanas). Esto confirma que el populismo tiene una larga vida en España mientras no nos tomemos en serio que una cosa es gobernar y otra es hacer tratos. Desconfíen de quienes prefieren la paz injusta a la guerra justa.
Es inevitable dilucidar al final de la pista de baile al PSOE y al PP con los pies cansados. Las élites profesionalizadas de estos partidos saben que sus militantes no suponen ni el 1% de sus electores y no les queda otra que ronear con todo lo que se mueve en la discoteca.
Porque a la mañana siguiente, cuando el silencio impera y el aire sofisticado se disipa, se puede ver que la noche infinita es solo una ilusión y que, a veces, la política es solo postureo. En la tenue claridad de la noche no existen diferencias, solo se ven dirigentes políticos que llevan puestas sus mejores galas a la pista de baile, y sonríen mientras se restriegan unos con otros, aferrándose al poder como a la fuente de la eterna juventud. Vive con lobos y aprenderás a aullar.
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