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Regalo de Reyes

Regalo de Reyes

¿Por qué Sanchez pacta con los enemigos de España?

Lunes, 13 de enero 2020, 08:57

Érase una vez una familia con dos hijos, el pesimista y el optimista; los padres, empeñados en equilibrar los sentimientos de sus vástagos, idean algo para la Noche de Reyes. Al primero le trajeron todo lo que en la carta a los Magos había pedido y al segundo, una bolsa con boñigas de caballo. El pesimista cada vez que abre un paquete encuentra una pega y lanza una queja; los padres, contrariados, miran al optimista, ven que está dando gritos de alegría, asombrados le oyen decir: «Tengo que encontrar el poni porque si hay caca, hay caballo».

Se nos presenta el nuevo año con el 'regalo' de un Gobierno social-comunista apoyado por independentistas vascos y catalanes y por filoetarras. Muchos de mis paisanos piensan que nada bueno podemos esperar de estos dirigentes, que sus decisiones no van a ir encaminadas al beneficio del común sino al de sus partidarios: comunistas bolivarianos, republicanos anticonstitucionales y proetarras. Y no les falta razón: no hay más que consultar las hemerotecas para saber de qué pie cojea cada cual. Habrá españoles de buena fe que piensen, pero pronto se caerán del guindo, que el aplauso de la bancada socialista a la portavoz de los etarras y el silencio del candidato ante los insultos al Rey -olvidando que fue el monarca el que lo propuso- retratan a Sánchez y muestran el 'pesebrismo' de sus diputados.

La moral se le ha venido al suelo a más de la mitad de los españoles, algunos tiemblan, otros se mesan los cabellos, hay quien está aprendiendo a rezar, pero casi todos andamos inquietos, expectantes y un punto pesimistas. ¿Por qué Sánchez pacta con los enemigos de España? ¿Tanto es su afán por seguir disfrutando de las prebendas que lleva aparejadas el cargo de presidente como para perder la dignidad y abrazar sin vergüenza a quien hace unos meses le quitaba el sueño, o pedir de rodillas el voto a los que, según él, amenazaban con romper la Nación? Yo fui uno de los primeros que pensaba que a Sánchez solo le inspiraba su ego, su afán de disfrutar del Falcon y demás sinecuras, pero he llegado a la conclusión de que, siendo lo anterior verdad, no es el motivo principal de su acción: lo que realmente le anima a deslizarse por este peligroso derrotero es su izquierdismo sectario y guerracivilista, mayor que el de Largo Caballero o La Pasionaria, su convicción en la república federal más allá de Sabino Arana, Companys u Otegi, su tic dictatorial, su mesianismo. Y para conseguir su objetivo final, que no es otro que el fin de la Transición y la proclamación de la III República, no le importa asociarse con Iglesias, Junqueras y Otegi porque los engañará, ya los utiliza, los considera unos tontos útiles, necesarios para lograr sus objetivos. Vamos a saber ahora lo que es la voladura de la Transición, el intento de paso de la monarquía a la república federal, el retorcer la Constitución, el dominio de los medios de comunicación, el sometimiento de las instituciones, el control de la educación, el empobrecimiento de los españoles, y todo ello bajo la proclama de progreso y democracia, jaleado por algunos medios debidamente engrasados y con el apoyo de una exigua mayoría de votantes, muchos de ellos 'apesebrados'.

Ya tenemos la bolsa llena de boñigas, ¿y el caballo? Está en nosotros, pueblo viejo pero sabio que mayoritariamente ama a España y está orgulloso de su historia, es trabajador y conciliador, amante de las libertades y que, a pesar del empeño de alienarlo a través del control de la mayoría de los medios de comunicación tan necesitados de subvenciones, sabe separar el trigo de la paja, no gusta que lo traten de engañar, y es maestro en el arte de aguantar, pero hasta un cierto límite. Por eso, pronto nos daremos cuenta de que este nuevo mesías, sectario y mentiroso, ha pisado todas las rayas rojas y, unidos, vamos a lograr, democráticamente, que termine como el gallo de Morón, arruinado y desplumado.

Hemos encontrado el caballo. Nos han dado un limón, hagamos una limonada, y endulcémosla con el amor a la Patria, el afán de convivencia desde el respeto a la Constitución. Las cáscaras del cítrico, como las boñigas del cuadrúpedo, a la basura.

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