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Nunca sabremos las razones ocultas de Putin para iniciar la guerra (paranoia, cumplir un destino manifiesto, recuperar el papel de superpotencia de Rusia, prevenirse del contagio de una democracia real en Ucrania...); lo que sí parece cierto es que a Rusia le conviene una Europa ... subordinada y temerosa, y qué mejor forma de lograrlo que manteniendo la inseguridad energética en Europa con restricciones del gas ruso. Estas restricciones son un proceso que comenzó no en 2022 sino en 2021, cuando empezó a venir menos gas ruso del deseado a Europa, no pudiéndose cubrir las reservas gasísticas europeas como otros años se hacía en verano. Las guerras siempre comienzan antes de que nos demos cuenta.
Ahora el acuerdo parece cercano por una concatenación de causas, entre las cuales: mala información del Kremlin acerca de la modernización de las tropas ucranianas desde 2014 (tras la invasión de Crimea); desprecio ruso a la evidencia de que todo ocupado tiende a luchar sobre todo cuando advierte que su vida, la de su familia y su patria más cercana están verdaderamente en peligro; inopia acerca de lo que significa vivir en un mundo globalizado: la interdependencia económica (a no ser que quieras convertirte en Corea del Norte), y –también– ignorancia de que la Unión Europea y los europeos –tras la pandemia– harían todo lo posible para reforzar sus seguridades (sanitarias, alimentarias, económicas, energéticas, de seguridad...): si sobrevives a un hecho traumático, adquieres nuevas resiliencias. En realidad, la guerra la perdió Rusia desde el minuto uno, porque se embarcó –y nos embarcaron– en un proceso que ellos no controlaban: dominar carreteras en otro país, destruir edificios y torres de comunicación, tener soldados o tanques pululando por el campo... no implica controlar más que territorios físicos, y ahora las guerras son –como el mundo en que vivimos– virtuales y por ello más incontrolables, volátiles, inciertas, complejas y ambiguas que las reales del siglo XX. No poder pagar los vencimientos de la deuda porque tienes las cuentas bloqueadas, no poder pagar con tarjeta porque ya no está operativa, no poder ni vender ni comprar porque nadie quiere ser tu socio... Esto es la guerra real del siglo XXI, no tener más o menos kilómetros cuadrados que, además, implican el engorro de tener que administrar las necesidades del día a día.
Por eso, el acuerdo y el alto el fuego llegaron para certificar que Rusia –mejor dicho, los que tienen a Putin como su caballo de carreras– se equivocaron: pretendían ganar una carrera de caballos cuando los que corrían eran los datos. La guerra acabó en 1991 con la desintegración de la URSS y la integración de Rusia en el mundo capitalista: esa fue la certificación de una victoria, la de un sistema económico e ideológico (la democracia liberal y el capitalismo de mercado).
Ahora, veremos los términos de un acuerdo posible, con Ucrania neutral, garantías de seguridad para Ucrania fuera de la OTAN, la promesa de su integración próxima en la Unión Europea, la retirada de los ejércitos rusos y la progresiva normalización de relaciones. Pero cuando uno empieza una guerra, tiene que tener en cuenta todos los escenarios, y alguien no pensó en Rusia que nada más une a los distintos (europeos y ucranianos) que ser conscientes de cuál es el verdadero enemigo.
Y en Rusia algo también habrán aprendido: que todo el poder del Kremlin descansa en una sola persona y su camarilla, con lo que, si no hay persona, no hay poder. Quizás, en unos meses, cuando ya ni nos acordemos de que una vez hubo una guerra entre Ucrania y Rusia, de repente un caballo ganador (Putin) tenga un merecido descanso en arresto domiciliario en un lugar ignoto de Siberia, mientras los mismos que antes le eligieron y soportaron como su potro de carrera decidan ahora que hay otro 'primus interpares' que tiene más posibilidades de ganar. A fin de cuentas, quienes ganan las carreras no son los caballos, sino los jinetes.
Europa tiene la oportunidad de crecer como potencia económica autosuficiente, pero también, y este es un hecho que tenemos que ver como lo más positivo de esta guerra, crear por fin una conciencia de qué significa Europa para sus ciudadanos. Europa significa Libertad y Oportunidades con Derechos reconocidos y garantizados, a salvo de veleidades de populistas, oligarcas y dictadores varios.
La reacción inmediata frente a la invasión de Ucrania por Rusia (incluida la solidaria acogida de refugiados ucranianos), pero también el éxito en la coordinación de la vacunación masiva frente a la Covid, son muestras de que estamos en el momento oportuno para crear una ciudadanía europea compatible y también superadora de las nacionales. Ese quizás sea el mejor legado de estos tiempos funestos.
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