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La cosa va de progreso

La cosa va de progreso

Algunas preguntas sin respuesta ante el «constatamos avances» del comunicado resultante de la reunión entre PSOE y ERC

Miércoles, 11 de diciembre 2019, 02:13

Aún no le hallo explicación lógica a lo que está pasando con la investidura (o no) de Pedro Sánchez. Todavía estoy lejos de entender la falta de patriotismo de los principales protagonistas, a sí mismos llamados constitucionalistas, de este periodo translúcido (tendente a la opacidad) que ya dura más de un año. Si la mayoría de los españoles 'constitucionalistas' tuviéramos poder en cualquiera de las formaciones políticas, en modo alguno permitiríamos que la investidura del nuevo presidente dependiera de los condicionantes de un partido político claramente separatista. Lo que está pasando tiene mucho de circo, de 'más difícil todavía' -como me comenta mi colega Luis Orche- ya que en buena lógica el acuerdo entre ERC y PSOE es sencillamente imposible, salvo que alguno de los dos se vuelva loco y acepte las condiciones básicas del otro.

Entonces... ¿a qué asistimos?

Por una parte el Rey Felipe ha comenzado las consultas con los distintos partidos, de cara a proponer un candidato, que lógicamente habría de ser el líder del partido que ganó las elecciones y, simultáneamente, este partido negocia con ERC que ya anunció que no asistirá a la consulta del Rey. O sea, una negociación con quienes orillan la normativa vigente.

De otro lado, desde la delantera interior derecha y sus medios afines, de manera insistente se recrimina al PSOE la repetida negociación, al tiempo que descarta la posibilidad de facilitar la investidura de su líder. ¿Qué camino le dejan entonces? El de unas terceras elecciones. ¡No! Nuevas elecciones, no. Dicen a coro. Dicen también estar dispuestos a hacer lo posible para evitarlas.

Pues, hasta ahora no lo parece, qué quiere usted que le diga. Hace años que me quejo de que lo importante de los políticos no es lo que digan (por más que se multipliquen y reproduzcan a diario sus manifestaciones) sino lo que hagan. Y lo que hacen, de nuevo, es ratificar el añejo refrán: 'Del dicho al hecho hay mucho trecho'.

Más se asemeja lo que hacen a estar preparándose para una nueva convocatoria electoral. Y al ciudadano, ya saben, el 'pecado nefando' que era como se denominaban las relaciones sodomitas en el siglo XV, época en la que se establecieron los actuales límites territoriales de España y que, luego de más de 500 años de convivencia, algunos quieren redelinear con lápiz de color amarillo orlado con lazo, argumentando que la autodeterminación «es innegociable» porque se trata de un derecho. De un derecho solo para unos, claro, los míos, los que yo he educado apañándoles la historia, los que han crecido con el machaqueo de TV3. «Dame la escuela y la televisión y te aseguro que en 20 años restablezco el Cantón Murciano con el panocho como lengua autóctona y signo diferenciador», me comentó hace años Juan Ramón Calero. Y no andaba descaminado. Hoy lo vemos y padecemos. Por cierto, ¿saben el último rizo? Lo ha rizado el Síndic de Greuges (Síndico de Agravios, el Defensor del Pueblo catalán) quien afirma que el mal funcionamiento de la Sanidad en Cataluña «se debe a los pacientes del resto del Estado que vienen a operarse aquí». Y se fumó un puro. Porque los catalanes que enferman durante un viaje a Murcia, por ejemplo, no son atendidos en La Arrixaca. Faltaría más. Rafael Ribó se llama la criatura.

La última guinda es de ayer mismo: tras su última reunión con PSOE, ERC comunica que «constatamos avances para encauzar el conflicto político catalán». O sea, aguantad. Nada de prisas. Ya se verá quién renuncia, a qué y cuánto.

¡Uf! Si pudiera me perdería un par de años. Para huir del 'pecado nefando', digo.

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