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Entre mis amigos hay una broma eterna sobre la demanda de divorcio donde el abogado de la mujer se refería a ella como «tan sola, tan gorda, tan abandonada». Ursula von der Leyen dice ahora sobre la escena del sofá en Ankara que se sintió « ... sola y dolida, como mujer y europea». Que esto no hubiera pasado «si llevara traje y corbata». Anda, traje y corbata se pone Diane Keaton. Antes había recordado: «Soy la primera mujer que ocupa la presidencia de la Comisión. Soy la presidenta de la Comisión y espero ser tratada como tal. Pero no lo fui». La misoginia a Erdogan se le supone. Fue al belga y aliado Charles Michel al que se le vio el plumero. Claro que esto es una menudencia (aunque visible y simbólica) con respecto a lo que se hace a las mujeres en mundos menos privilegiados. Pero que no se haga tanto la víctima, que su pecado original es el desastre europeo con la vacunación. «Soy la presidenta de la Comisión...». Tampoco es para presumir.
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