Halago merecido
Rebeldía murciana ·
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Rebeldía murciana ·
El malentendido regionalismo en otros territorios nacionales les hace olvidar que son algo más importantes que habitantes de su provinciaTengo un muy buen amigo que ocupa un puesto de responsabilidad muy importante en España que repite una frase siempre que no por obvia es ... menos cierta: «El halago debilita». Es parcialmente verdad. La vanidad, o incluso en su reverso positivo el conformismo, lleva a la complacencia, al narcisismo e irremediablemente a la mediocridad. Le exagero un poco la cuestión porque es sábado por la mañana y a estas horas sólo cabe la hipérbole para leer la prensa con un poco de entusiasmo, pero ya me ha entendido.
Estas líneas que está usted leyendo van a ser un halago. Uno merecido con independencia de la mayor o menor simpatía que nos pueda generar el halagado en cuestión, porque ni siquiera va a ser una oda a su personaje político, lo va a ser a una acción muy concreta que probablemente le defina en el presente y marcará su futuro. Desconozco si le genera fobias o filias, si le ha votado o se ha manifestado contra él, pero en cualquier caso le atañe. Esencialmente, porque es nuestro presidente.
El pasado jueves todos los líderes regionales del PP comparecieron en la Comisión General de Comunidades Autónomas del Senado para explicar su posicionamiento frente a la amnistía al golpismo. El lidercillo subyugado a Puigdemont de la región catalana también, pero suficiente altavoz tuvo como para que en LA VERDAD de Murcia reiteremos su infamia. En cualquier caso, ahí estaban todos. Discursos de entre 10 y 15 minutos en los que debían exponer por qué institucionalizar la desigualdad entre los españoles tiende a ser mala idea para garantizar el futuro de España. Una cosa subversiva, vaya.
Hubo argumentos de todo tipo: si la amnistía es ilegal, si viola tal precepto constitucional, si la deuda histórica se debe negociar con unos o con otros, si los riojanos siguen sin AVE, a los aragoneses les sobra agua o a los cántabros les falta dinero. Para todos los gustos y colores y con líderes de todo tipo y condición. Y en medio de todos, apareció el murciano.
El mal entendido regionalismo en otros territorios nacionales les hace olvidar que son algo más importantes que habitantes de su provincia. O precisamente porque lo son, pertenecen a algo superior: España. López Miras declamó en el Senado un discurso murcianista, porque la unidad y el futuro de España atañe a los murcianos, pero sin obviar que si tenemos derechos en la Región es porque somos un millón y medio de españoles que vivimos en este territorio privilegiado. Lo que nos otorga derechos y deberes, en esencia, es ser españoles. Ser murcianos es nuestra manera afortunada de serlo.
La argumentación del presidente de la Región sobre la amnistía también fue la mejor. El elemento diferencial de este periodo convulso que vivimos no es que existan líderes independentistas que reclamen la independencia, deseo que tienen derecho a expresar tal y como llevan haciendo durante décadas. La diferencia, argumentó López Miras, es que ahora existe un líder en La Moncloa que es capaz de satisfacer hasta la más abyecta de sus reclamaciones con tal de que le presenten sus votos para mantenerse en el poder. No les voy a desarrollar el resto del relato porque lo tienen en internet seguro, pero hubo tiempo para hablar de cómo el dinero de los Presupuestos Generales del Estado para el Mar Menor acaba en un puente de Ávila porque a un señor del PNV le apetece chantajear al Estado a costa de los murcianos, o por qué la inversión para nuestras autovías acaba en Gerona. Les recomiendo verlo o, cuando menos, leerlo.
Da exactamente igual si usted vota al Partido Popular o lo detesta, pero que el nuestro gane la batalla de la dialéctica y la razón no es sólo un orgullo para él, es una oportunidad para la Región. Que nuestra voz, a través de la suya, se convierta en un faro moral para el resto de España es la receta exacta que se necesita para que Murcia deje de ser un territorio en el córner de esta gran nación y empiece a ser un lugar con un millón y medio de voces que merecen, al menos, el mismo respeto que le profesa el Gobierno de España a aquellos que quieren romperla.
No importa si le cae a usted bien o mal López Miras. El jueves fue un orgullo que fuera nuestro presidente. Y eso, por fin, es una buena noticia que merecemos compartir.
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