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Resuena la voz quebrada del gran Manuel Aleixandre al repasar el siguiente diálogo de la célebre película 'Amanece que no es poco':
Merceditas: ¡Tío! ¿Qué ha pasado?
Paquito: Nada, que el cabo ha traído a Morencos y a Bruno para que los confiese Andrés. Parece que el argentino ha plagiado al Faulkner.
M: ¿De verdad?
P: Sí; y a Morencos le ha ardido el culo pensando en una mujer, por el apasionamiento, parece. Y luego, se ha 'acostao' con otra.
M: De todas maneras, para contarme esto no tenías por qué meterte en mi cama.
P: Ay, ¡qué tonto, pues es verdad! Pero ya que estoy aquí...
La clave del poder no reside en quien lo ostenta sino en quien obedece. Por eso, el poderoso busca blindarse interpretando y teatralizando el sentir del pueblo, al que desea vasallo. Así funcionan los populismos de cualquier color. Imponen el modelo del buen español, murciano o catalán para confinar al individuo como sujeto en masa vociferante que jalea el miserable barro de la contienda política mediante consignas y temor. Las ruedas de molino se comulgan mejor con fastuosos y exaltados relatos.
Que el estado de alarma haya servido para el confinamiento, en ausencia de vacunas y de test para cuarentenas selectivas, demuestra su eficacia, pero no su eficiencia ni su unicidad. Sería interesante debatirlo sin vehemencias ni chantajes, sin barro polarizado. Como indican los especialistas, lo crucial para aterrizar en la nueva normalidad de contención es testear y localizar focos, aunque lo desprecie Ábalos. Les recomiendo seguir en YouTube al internista Dr. Iván Moreno.
Pero este estado de alarma va más allá excediéndose en los artículos 19 y 21 de la Constitución, cual estado de excepción, aunque eludiendo su mayor control parlamentario, según catedráticos de Derecho Constitucional. Más poder unificado y menos controlado. 'Salux populi suprema lex est', Cicerone 'dixit'. Confianza ciega en la benevolencia del dirigente.
Pero ¿no quiebra la confianza que se use este cheque en blanco de emergencia para nombramientos a dedo de altos cargos? ¿O, como señalaba la fiscal del TS, para decretos con elementos restrictivos de derechos sobre materias poco relacionadas con razones sanitarias, cierre del portal de transparencia, filtros a la prensa, monitorización por vía ejecutiva de las RRSS, etc.? La clásica exigencia asimétrica de confianza ciega de los Nerones: debes fiarte de mí, pero no me fío de ti.
Por eso, en legítima defensa, lean el BOE nuestro de cada día (@evabelmonte lo analiza diariamente) y el BORM. A la postre, lo allá escrito condicionará nuestras vidas. No vaya a ser que, entre tanto relato sobre Morencos y plagios de Faulkner, se nos acaben metiendo en nuestra propia cama y nos acaben diciendo... ¡Pero ya que estoy aquí!
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