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La muerte de los Bibas

Apuntes desde la Bastilla ·

Hoy sé, viendo las imágenes de algarabía en las calles de Gaza, que esto nunca se detendrá, que la guerra solamente dormirá durante unos meses

Domingo, 23 de febrero 2025, 07:09

Es una madre que llora, asustada. Ni siquiera sabe que hay una cámara registrando sus movimientos, su desesperación. Desconoce que la estoy mirando, con el ... corazón encogido, el alma rota, porque es una ser humano que extiende su preocupación sobre esos dos seres que lleva en brazos. Alarga las manos. Quiere protegerlos de todo lo que hay fuera, de los gritos en una lengua que tal vez desconoce, de la rabia, de la saliva impactando en su cara, en la de sus hijos. Quisiera que sus brazos fuesen más grandes para rodear a sus criaturas y protegerlas del mundo, de los dictados de odio y terror. Shiri, se llama ella. La madre. La mujer que no podrá salvar a sus retoños, que llora ya con una certeza desesperada: no hay remedio, fracasará en su intento de extender la vida de sus hijos. La suya ya ha dejado de latir, en el mismo momento en el que vio un fusil apuntando la cabeza pelirroja de Ariel, de cuatro años, de Kfir, de nueve meses. ¿Qué sabe del mundo un bebé que no ha cumplido un año? Shiri llora, pero no son lágrimas. Es algo mucho peor, que no conmueve, sino que enfada. Escribo con rabia, por supuesto, y eso no es bueno. Pero hoy, madre e hijos están muertos, y yo no sé ni cómo empezar a escribir este artículo.

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