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La pelota europea empieza a rodar y aquí andamos con la trifulca y el populismo por la vacunación de los futbolistas. La crítica era previsible. Que unos tipos por darle patadas a un balón se salten la cola, que se les favorezca, que dejen atrás ... a enfermos crónicos... Lo que ocurre, y más en este caso, es que el fútbol es más que fútbol. Y los once tipos que van dando bandazos durante una hora y media detrás del balón en ese juego infantil y rudimentario son deportistas que representan a un país. Aunque no nos guste el fútbol –que nos gusta– es así.
Pero hay que montar la tangana, meter la plancha como las metía aquel central del Madrid, Benito, fallecido hace poco más de un año y a quien San Pedro, en un acto de gran magnanimidad, le habrá perdonado sus faltas. No importa que los atletas que van a Tokio estén vacunados. Eso sí parece conveniente. Pero los peloteros, hombre, los peloteros no. Tampoco importa que la campaña de vacunación vaya razonablemente bien (a pesar del juego de la gallina ciega del Ministerio con AstraZeneca). Para algunos, las cincuenta o sesenta vacunas destinadas a la selección de fútbol parece que podrían alterar la campaña de vacunación.
Otro argumento, entre quienes aceptan que esas decenas de dosis no afectan de modo real a la campaña sanitaria, es de índole moral y de imagen. El privilegio de unos pocos. Sí. Pero si atendemos a una cuestión de pura imagen habría que preguntarse qué ocurriría si la selección española se viera obligada a retirarse de la Eurocopa por contagio masivo de sus miembros. ¿De qué modo afectaría eso a la imagen nacional y de qué modo afectaría a la inminente campaña turística? Ya podrán los indicadores sanitarios poner el semáforo en verde en nuestro país (algo que por cierto no ocurre), España quedaría marcada como destino sospechoso, con la consiguiente repercusión económica y la pérdida de miles de puestos de trabajo.
No se sabe a ciencia cierta quién dijo que el fútbol «es la cosa más importante de las menos importantes», si Jorge Valdano o Arrigo Sacchi. Una frase brillante. Solo que a veces, como en este caso, se queda corta. El fútbol en esta ocasión asciende al rango de las cosas importantes porque trasciende al propio fútbol y repercute en la reputación de un país más allá del carácter deportivo o del resultado que puedan obtener los futbolistas. Si ha habido pelotera, si ha habido una chapuza, ha sido justamente la de no haber previsto ni por parte de la UEFA ni de las autoridades deportivas españolas la vacunación previa y no a última hora del equipo que, queramos o no, nos representa como país en un momento crítico.
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