Borrar

Hay usos y costumbres que, como las mareas, van y vienen periódicamente. Durante los años sesenta, quizá algo antes, bajó el número de varones que ... utilizaban el sombrero como tocado masculino. Por aquellos años arrancaba una moda de naturalidad, consistente en desprenderse de aditamentos considerados inútiles por antiguos, en aras de unas pieles morenas que se lucían como signo de juventud, salud y llaneza (aún se desconocían los efectos perversos del exceso solar). Y porque el uso de ciertas ropas se vinculaba entonces a las clases sociales. Los ricos vestían de una manera, los desclasados de otra. Se olvidaron entonces las ideas que vinculaban la piel morena –sobre todo la femenina– con el mundo del trabajo al aire libre, entendido como signo de estatus inferior en la pirámide social. Esta valoración peyorativa es antigua: un cantar de siega de Lope de Vega, en boca de una mujer, expresaba esta queja: «Blanca me era yo / cuando entré en la siega. / Dióme el sol / y ya soy morena».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Sombreros