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Pocos signos hay en el abecedario español, por no decir ninguno, que alcancen la plurivalencia y la cantidad de funciones que posee la equis. Procedente ... del griego X (pronúnciese 'chi' o 'ji'), además de ser una de las letras más exóticas por formar parte de palabras singulares, diversos avatares históricos le permitieron en tiempos la doble pronunciación de jota y equis. Hoy, sin embargo, se recomienda que, en ocasiones, las grafías antiguas de ciertos nombres con equis se pronuncien como jota, así México, Xavier, Ximena, Mexía, Ximénez...
Fuera de su empleo lingüístico, la forma X acumula numerosísimas funciones, cuya completa enumeración ocuparía varias páginas, por lo que me limitaré a recordar sólo algunas. El álgebra y las matemáticas la utilizan para simbolizar las incógnitas que deben resolver los números, por lo que son parte fundamental en polinomios y ecuaciones. La equis es lo que se ignora, se quiere ocultar o está por definir ('Rayos X' denominó Röentgen a sus radiaciones recién descubiertas, cuya aplicación práctica desconocía), de ahí que haya pasado a otros curiosos campos, como el de la investigación policial, que cataloga con ese signo al delincuente desconocido al que debe atraparse para resolver un caso. En el ámbito del deporte, la equis se convierte en sinónimo de igualdad. Las quinielas marcan con ella la paridad en el resultado de dos equipos en competición, lo que casi la asimila a una cifra que sigue al uno y al dos, signos a su vez de victoria o derrota.
El mundo digital está arrasando campos muy diversos para imponer una visión unificadora y global de la sociedad, incluidas nuevas formas de lectura de la información horaria. Con los relojes digitales desaparece la numeración romana. Los analógicos disponen de manecillas para señalar la equis e indicar la hora diez y los minutos correspondientes a ese número. Hoy, esos relojes andan en trance de desaparición, como ya lo hicieran los de sol y están a punto de hacerlo los de péndulo. Dentro de poco serán una antigualla, como el Calendario Zaragozano o el monje que señala con una varita móvil, en un panel de cartón llamado higrómetro, vicisitudes de la meteorología como la presión atmosférica, la humedad, la posibilidad de lluvia....
Si miramos algunos calendarios, sorprende que las abreviaturas de los días de la semana señalen el miércoles con X y no con una eme. Se aducen varias razones para esta rareza. Una de ellas que, para no confundir esa inicial con la del martes, se acudió al hecho de que 'miércoles' procede del latín 'mercurii dies', o día de Mercurio, el mensajero de los dioses y protector del comercio. Mercurio, a su vez, tiene origen en 'merx', mercancía, de donde, probablemente, procede la equis citada.
En ámbitos tan alejados de la lengua hablada como el de la vestimenta, las tallas se indican con equis asociadas a otra letra: XL o XXL. Más allá de esa última talla se emplea un piadoso eufemismo: 'tallas especiales'. El cine pornográfico se clasifica con X. También se ha usado para reivindicaciones políticas y sociales, como lo hizo Malcolm X, un líder de la minoría afroamericana en los años sesenta, cuya equis simbolizaba a los negros oprimidos en los EE UU de aquellos años. Recientemente, en nuestro país el feminismo ha reivindicado esta letra como signo de marca de género inclusivo de lo femenino en palabras como 'todxs', un uso rechazado por la Academia de la Lengua como innecesario, además de impronunciable.
Vengamos a los entrañables libros juveniles, donde se marcaba el mapa de la isla del tesoro –siempre había una remota isla del tesoro, y no sólo en la novela de Stevenson– con una equis sobre el lugar donde aguardaba la fortuna. Igualmente, la equis se vincula con lo religioso a través del nombre Cristo, que en griego se representa con las iniciales XPI. Curiosidades menores son que la última mujer que ingresó en la Academia de la Lengua, la novelista Clara Sánchez, lo hizo en el sillón X. Menos simpático es que, en bancos y otros lugares de pagar, nos señalen el lugar de la rúbrica con una equis, que también se emplea como signo de eliminación para marcar resultados incorrectos. Se tacha con equis lo equivocado o no conveniente, pero, paradójicamente, marcamos con ella en una casilla la respuesta que nos parece correcta en un examen o un test.
El penúltimo empleo de este signo es el de rebautizar una de las más poderosas plataformas de la comunicación. Twitter, comprada recientemente por el megalómano Elon Musk, ha cambiado ese nombre por la marca X, con lo que los usuarios españoles tenemos un problema. Antes éramos 'twitters' o, mejor, tuiteros, pero en adelante qué seremos: ¿equiseros quizá? Mal asunto no tener un nombre, porque nos pueden flagelar por todos lados.
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