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Mapas sin mundo

Vox y la destrucción de lo institucional

Domingo, 2 de marzo 2025, 07:17

Durante las últimas semanas, hemos conocido las condiciones que impone Vox al PP para concederle su apoyo a los presupuestos de la Región de Murcia ... de 2025. La primera exigencia que se puso sobre la mesa fue la retirada de subvenciones a la patronal Croem, los sindicatos y los partidos políticos. Días después vino la retirada de la ley LGTBI, a cuyo colectivo la ultraderecha considera nada más y nada menos que un 'lobby'. En lo atinente a esta última demanda, el PP ha manifestado su negativa a desactivar dicha ley –no sabemos si por un convencimiento real o porque, de acceder a ello, le daría munición pesada a una izquierda perdida en el laberinto de sus propias contradicciones–. En cambio, en lo que respecta a las subvenciones a patronal, sindicatos y partidos políticos, el PP ha confirmado que, de acuerdo a lo acordado, ejecutará los recortes en las partidas destinados a ellos. De cumplirse esta medida, estoy convencido de que las calles no se inundarán de ciudadanos –más allá de los directamente afectados–, reclamando una rectificación inmediata. La desafección por todas las estructuras de representación es, en el actual momento, muy grande y muy profunda en España. La ciudadanía funciona mediante fórmulas maximalistas y fáciles del tipo de 'todos los políticos son iguales', 'los sindicalistas son unos vividores que no han dado un palo al agua en su vida', y 'los empresarios bastante forrados están'. Este es el nivel medio. Y, a tenor del contexto presente, puede resultar hasta comprensible la indignación de los ciudadanos con respecto a aquellos que los representan. Pero lo que está detrás de la fijación de Vox con patronal, sindicatos y partidos políticos no es un simple cabreo o momento de indignación, sino una estrategia de mucho mayor alcance y, desde luego, más peligrosa que las frases de barra de bar. Aquello que pretende la extrema derecha es la destrucción de toda la estructura institucional de representación. ¿Por qué? Porque, mientras exista, esta funcionará como instrumento de regulación de derechos y –lo que es tanto peor para las aspiraciones de los ultras– de limitación para sus excesos autoritarios. Vox necesita de la descapitalización de las estructuras representativas para que, en su debilidad, dejen de funcionar como garantes robustos de la democracia. Todo lo que para la ultraderecha no sea un 'ordeno y mando' es considerado como un chiringuito, materia sobrante y grasienta que lo único que hace es molestar.

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