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El sueño húmedo con Puigdemont

El argumento ideológico de que había que evitar la entrada de la ultraderecha en La Moncloa ya no sirve

Domingo, 18 de febrero 2024, 07:24

El papel que está jugando Junts en el actual tablero político español merecerá diversos ensayos por parte de reputados politólogos. En términos generales, cuando se ... intenta extraer el elemento identificador del periodo que vivimos, casi todas las voces señalan una misma circunstancia: la polarización. Los dos bloques tradicionales –izquierda y derecha– se han radicalizado por la incorporación de nuevas formaciones que impiden cualquier punto de consenso entre ellos. Este análisis lógico y mayoritariamente admitido se ve, sin embargo, puesto entre paréntesis por el protagonismo adquirido por dos fuerzas políticas nacionalistas: el PNV y, sobre todo, Junts. Cuando Pedro Sánchez habla de «bloque progresista» para recoger, bajo un mismo paraguas, la heterogeneidad de fuerzas que sustentan al Gobierno, la denominación desbarra cuando se trata de integrar en su perímetro a PNV –claramente de derechas– y Junts –de evidente sesgo ultraderechista y xenófoba–. La razón por la que la izquierda no reconoce abiertamente la equivalencia existente entre Vox y Junts responde a un doble motivo: el primero lo podríamos encajar dentro de las 'mitologías bastardas' que alimentan una parte del pensamiento progresista; el segundo, por su parte, obedece al puro y duro pragmatismo del poder.

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