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Patente de corso

VERITAS VINCIT ·

Mención especial en la lista de corsarios merecen los filibusteros independentistas cuya actuación es doble

Lunes, 13 de diciembre 2021, 01:33

En pleno siglo XV, algunas naciones, viendo peligrar el tráfico comercial marítimo unas veces por la acción de la piratería y otras muchas por la ... competencia de naciones enemigas, y no disponiendo de barcos suficientes para atajar el problema, procedieron a dar una cédula o despacho que autorizaba a un sujeto a hacer el corso, o sea piratear, contra los enemigos de la nación, actuando por su propia cuenta pero dentro del sistema Así comenzó la llamada navegación al corso. Los ingleses Francis Drake, John Hawkins y Barbanegra, el español Amaro Pargo y otros muchos navegaban y atacaban como piratas, pero protegidos por la patente y honrados por la nación que se la había otorgado. Lo que, en principio, facilitó la lucha contra la piratería y la competencia de otras flotas enemigas, ahorrando a los estados el dinero que hubieran tenido que invertir en aumentar la Armada nacional, derivó en abusos flagrantes, puesto que, muchas veces, amparados por la patente, y a pesar de las fianzas que tenían que aportar, los corsarios abordaban y saqueaban barcos y ciudades que nada tenían que ver con la piratería o con los enemigos con el único fin de enriquecerse. El Tratado de París de 1856, al que España no se adhirió hasta 1909, acabó con esta singular y peligrosa forma de navegar.

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