Secciones
Servicios
Destacamos
Nunca en la historia ha ocurrido lo que está ocurriendo hoy, pues siempre hemos visto el mundo desde fuera y ahora somos siempre protagonistas de ... este eterno espectáculo de la vida porque somos actores involuntarios allí donde estemos y allí donde vayamos. De hecho, uno camina inocente por la calle sin percatarse de nada, pero hay un sinfín de cámaras que nos persiguen y nos espían, innumerables ojos que examinan y custodian nuestros pasos sin que nosotros nos percatemos del todo. Haga la prueba, cometa usted un asesinato y verá la película de su delito en las pantallas de televisión al día siguiente en todos los telediarios; estamos totalmente vigilados día y noche, en las calles y en las plazas, en los recintos oficiales y en las oficinas, en el trabajo y en las horas de ocio, y a mí no me molesta tanto por la información que puedan obtener de mi comportamiento privado, es que a veces uno no puede ni tirarse un pedo a gusto cuando va por la calle porque le consta que alguien lo persigue y puede oírlo o verlo. Nos agobia desde luego esa sensación de que nos están observando a cada instante porqu,e en principio y sobre el papel, somos culpables de algo como en uno de esos relatos magníficos de Kafka y la sombra de la culpa nos acompaña desde antiguo como una maldición. No puede ser otra la razón de que hayan proliferado estos chivatos de la imagen desde unos años atrás, nadie queda impune y nadie puede salir inerme de un hurto en el bazar chino de enfrente, pues ya no es posible robar a gusto cualquier tontería en ninguna parte, ni impedir que te sorprendan en una humilde gamberrada llevándote a tu casa un cartel donde está tu nombre colgado en la pared de un museo o de un cine porque ese día has presentado un libro o has dado un recital de poesía, porque casi con toda seguridad te llamarán al día siguiente para pedirte la devolución de los carteles que te llevaste a altas horas de la madrugada y donde aparecía tu nombre con motivo del recital de poesía que habías impartido.
Ya nadie está seguro de nada porque el mundo es una gran cámara que todo lo registra y todo lo guarda y un gran plató donde se representa la vida misma y empieza a ser imposible negar lo evidente, que hemos estado en ese sitio que recoge la película y hemos hecho lo que hemos hecho o hemos pronunciado las palabras que todos podemos escuchar en cualquier momento porque un micrófono indiscreto se quedó abierto sin que nadie se percatara. Lo sabemos también porque hemos visto muchas películas donde al asesino se le pilla porque ha sido grabado cometiendo el crimen. En realidad esas cámaras parecen estar en una posición divina o, como diría Miguel Espinosa, teológica, pues nos enfocan desde arriba o desde algún lugar desconocido y buscan nuestros fallos de criaturas pequeñas acostumbradas a ser manejadas por un dios altanero, aunque su actitud es claramente capciosa, pues, si nos miran, es porque saben que hallarán algo interesante y destaparán nuestro secreto. Por eso pienso que en su actitud ya hay una ofensa manifiesta, si espías es porque crees que descubrirás algo turbio, y así suele ser casi siempre, aunque nos disguste profundamente ese mezquino punto de vista.
Si salimos a la calle o entramos en cualquier tienda o almacén, tendremos siempre sobre nosotros la cercanía de unos ojos que nos escrutan y que, a buen seguro, sorprenderán cualquier extremo turbio de nosotros, un dato secreto, un perfil inédito, un escorzo antiestético que nosotros no hemos registrado todavía en el espejo del cuarto de baño, aunque hemos hecho mil carantoñas y cucamonas para divertirnos y para reírnos de nuestra cara. Pero cuando son otros los que nos muestran esa parte nuestra nueva, nunca nos gusta del todo, porque es como si nos hubieran pillado en una falta o en un renuncio y nunca nos ha gustado que nos sorprendan, pues siempre es como si nos desenmascararan, como si nos pillaran 'in fraganti' justo en el instante en que estamos haciendo algo malo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.