

Secciones
Servicios
Destacamos
Siempre he escrito de la sorpresa y del pasmo que me han producido mis semejantes y sus acciones, porque si no me conmueven no tengo ... nada que escribir, la vida ya es bastante plana.
A principios de este mes estuve en La Unión con Mariloli, mi mujer, para asistir a alguna actuación del festival del cante minero, que se celebra en un pueblo distante de Murcia, cercado por la leyenda y la pobreza, orgulloso también y altivo como todos los pueblos que guardan un secreto valioso, con mucha historia y mucho arte como la mayoría de los pueblos nobles.
He aprendido entre otras muchas cosas que al menos una vez en la vida debemos peregrinar, sobre todo los murcianos, a La Unión, la capital del cante grande, que es el que surge de las entrañas oscuras del minero para quejarse de su negra suerte, para compartir su maldición con sus hermanos y resarcirse en parte de su esclavitud y de su condición humana. He visto a Carlos Piñana tocar la guitarra acompañado de dos excelentes palmeros, un brillante percusionista al cajón y una guitarra de acompañante, y en la segunda parte, los he visto fundidos con la orquesta sinfónica de Murcia. Y todo ello en la noche mágica de agosto en el magnífico entorno del Antiguo Mercado de La Unión, transmutado en un perfecto y armónico foro flamenco.
Confieso que antes uno debe comer, como comimos Mariloli y yo, en el Mesón del Museo e instalarse en el hotel Sierra Mar, saboreando de antemano el advenimiento de la noche en el mercado viejo, digiriendo el último bocado de El Vinagrero, donde cenamos nerviosos, pero complacidos, porque no podía creer que estaba en La Unión y que iba a escuchar a Curro Piñana aquella misma noche.
Acompañado de Antonio Parra todo aquello tenía que ser diferente, pues estábamos con el hombre que lo sabía todo sobre el cante y La Unión y que conocía a todo el mundo.
Notábamos que junto a él se nos abrían las puertas y se resolvían los problemas.
Así que entramos al mercado, nos sentamos en el palco que nos habían reservado, apagamos los móviles de acuerdo con las indicaciones de la presentadora y prestamos toda nuestra atención al escenario donde iba a suceder todo, con una primera parte de pureza flamenca, con la guitarra de Piñana y su compañía de palmeros y percusionista ofreciendo un festival soberbio, un alarde de competencia magistral, la inaudita lección de toque de uno de los mejores guitarristas flamencos del país; y una segunda parte en la que se incorporó la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia en una perfecta simbiosis que nos transportó durante dos horas, que pasaron muy rápidas, a otros lugares de ensueño.
Como por arte de magia se produjo el hechizo entre los artistas y su público y durante esas dos horas solo escuchamos y aplaudimos, porque no había otra cosa más que hacer. Mariloli disfrutaba como si nunca se hubiese esperado aquello y yo disfrutaba viéndola a ella y pensando en que ya no faltaríamos a la cita nunca más.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La segunda temporada de Memento Mori se estrenará este mes de abril
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Especiales
Así se desbocó el urbanismo en La Manga
Fernando López Hernández
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.