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Un país cogido por los pelos

La pandemia obligará al sistema productivo español a dar el salto que no se atrevió a dar en los años 80

Jueves, 5 de noviembre 2020, 01:10

España es un país cogido por los pelos. El futuro nadie lo tiene escrito, pero va a depender de nuestra capacidad de entendernos a nosotros mismos. Hace justo un año no nos esperábamos la opción de poder gastar hasta 140.000.000 euros de dinero de la UE. Dentro de un año, a lo mejor es tan grande la crisis económica que el montante se amplía, o incluso –y esta sería una estupenda noticia– la deuda española se mutualiza con la del resto de países de la UE. Por eso, y porque la crisis es tan profunda, confiemos en que ese dinero vendrá, porque si ese dinero no viene, la crisis económica y social en España es tan grande que lo que no consiguió Abascal con su inútil moción de censura lo puede conseguir dentro de un par de añitos.

Por lo que sabemos, esta vez sí parece que la grave crisis económica ligada a la pandemia nos va a permitir posicionarnos de cara al futuro, porque la crisis pandémica se ha juntado con la crisis climática y con las crisis migratorias, y todo ello en el horizonte de unos ODS y objetivos 2030 cada vez más difíciles de cumplir.

Por otra parte, seríamos estúpidos todos si no nos tomamos muy en serio la oportunidad. Tengamos en cuenta que ya estamos en el siglo chino. El gigante asiático es el gran ganador de esta crisis. En el tercer trimestre ha crecido un 4,9%. Ellos sí están saliendo en V de la crisis pandémica y además reforzados, mientras Europa está con sus dudas hamletianas y EE UU se debate en su eterno dilema proteccionismo-internacionalización. Un dato: ahora mismo China es el país del mundo con más proyectos reales y futuros de energías limpias.

Ese salto solo puede ser el de una economía diversificada, de servicios tecnológicos

España es cierto que tiene un gran problema, pero este no es (solo) la enorme deuda, sino que nuestro sistema productivo basado en «dar servicios de ocio de bajo coste a españoles y extranjeros» (sol, playas y juerga) está en extinción. De repente, el verano de 2020 fue el último verano tal y como lo conocimos. La pandemia obligará al sistema productivo español a dar el salto que no se atrevió a dar en los años 80 cuando nos reconvertimos a la fuerza para poder entrar en el Mercado Común. Y ese salto solo puede ser el de una economía diversificada, de servicios tecnológicos y a empresas, industrial pero no pesada...

Todo cambio conllevará sacrificios: hoy sabemos que aproximadamente no menos de 40.000 negocios de restauración (de un total de 160.000) cerrarán definitivamente. Todas esas personas no se van a reconvertir en emprendedores y empresarios de la noche a la mañana (abrir un bar nunca ha sido emprender...). Necesitarán financiación, necesitarán formación, necesitaremos todos un tiempo. El dinero es el que da tiempo. Necesitamos dinero, ya sea el que viene de Europa o el que provendrá de las subidas necesarias de impuestos a la parte proporcionalmente más rica de la población española. Porque es demagógico pensar que para no gravar la riqueza de los que ganan 20.000 euros brutos anuales tampoco debemos gravar la riqueza de los que ganan 200.000.

¿Y López Miras, qué piensa de todo esto? Creo que el hombre anda liado con la oposición. Y también con los líos de Ciudadanos y los de los suyos del Partido Popular, que cada vez andan más partidos y son menos populares.

Como ustedes saben, Salomé pidió la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja de plata y la lio parda. Pareciera que a Arrimadas le ha dado por lo mismo en Murcia. Cuidado, cuidadín. En este apartado recomiendo la lectura de 'Manual de Resistencia' de Pedro Sánchez Pérez-Castejón.

Volviendo a España, la moción de censura de Vox fue inútil, pero tiene grandes utilidades. Para no perder demasiado tiempo con la moción... es la gran oportunidad para que los partidos nucleares y centrales de la política española del último medio siglo (PSOE y PP) vuelvan a la realidad y al camino del pacto. Creemos que aún hay tiempo para que Sánchez y Casado se den cuenta de que comparten más de lo que parece, entre otras cuestiones, la visión de un Estado Autonómico y complejo en el que todos tienen dosis de corresponsabilidad. Seamos optimistas aunque pueda parecer una ingenuidad.

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