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'Pablo la Nuit'

EL DÉCIMO DENTISTA ·

Viernes, 3 de julio 2020, 01:27

Cuando le dieron el Goya de Honor con 89 años, desde su atalaya de humor trasnochado pero testigo de la España de transición, Mariano Ozores declaró sin dudarlo que, de hacer una película, esta sería sobre Podemos con José Luis López Vázquez de protagonista luciendo coleta.

En la época del destape, varias generaciones que ansiaban las libertades consolidadas en Europa atisbaban que la caída del régimen desmoronaría los antiguos y asfixiantes corsés sociales. Como ley newtoniana una sobrerreacción respondería a la acción continuada de la dictadura. A España le tocaba conquistar demasiado rápido lo que otras democracias habían consolidado en varias generaciones. El cine español deambulaba entre la crítica social y derribo de tabúes de Berlanga hacia el burdo destape como simple comedia de transgresión de Esteso y Pajares.

Se esperaban cambios, pero siempre del entorno, de los demás. El landismo transformó el machito superviviente en aquel que se exhibía con ínfulas fanfarronas ante suecas que buscaban el calor de nuestras playas y con roles de parejas sumisas, como en 'Manolo la Nuit'. La picaresca y la hipocresía encubierta tampoco cambió, simplemente se destaparon con nuevos formatos más liberales, cómicos y hasta grotescos. El cambio social sustentado en el mismo sustrato rancio y bastante ajeno a la libertad. La afamada 'No desearás al vecino del quinto' refleja esta dualidad: un machito haciéndose pasar por modisto homosexual para mantener una nutrida clientela femenina y, de noche, tener sus múltiples escarceos.

Iglesias, que aprovechó aquel ya olvidado 15-M para su crecimiento, ha mostrado en todo momento su vocación de dictar cambios sociales bajo su hiperliderazgo. Su ideología basada en la teoría del valor objetivo le permite arrogarse de autoridad moral para dictar qué es lo bueno para todos. Por eso, supeditado a su interés mistificado y a su razón revelada, exige libertades colectivas o exige recortes de estas según conveniencia. Ajeno a la libertad, siempre existirá un relato para sazonar su actuación en favor de un bien superior colectivo o una minoría reprimida de turno de usar y tirar. El Pablismo es el nuevo Landismo, aunque lo supera porque más allá de ser espectador de cambios sociales; ansía el poder para su ingeniería social.

No obstante, como en el destape, la transformación social siempre es del prójimo, ajena a su propia índole. Para mantener a su clientela, el macho alfa se disfrazará de modisto y de lo que haga falta para calzar a su clientela en sus trajes. Su inmutable landismo machista, pícaro e hipócrita alimenta memorias de móvil, telegrams y cloacas dejando un reguero de 'affaires' despechados que ya quisieran los guionistas del destape. Parece que desde esa sabiduría que otorgan los años, Mariano Ozores no iba demasiado desencaminado con 'Pablo la Nuit'.

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