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Los lectores más asiduos, y los amigos, saben que no soy oculista. Solo un científico que intenta ayudarles desarrollando nuevos instrumentos de diagnóstico y soluciones ... ópticas para ver mejor. Pero lo cierto es que después de tantos años trabajando en estos temas, a menudo hay personas que me interpelan con la letanía del título, quejándose de sus problemas visuales. Por supuesto, mi respuesta a nivel particular es siempre dirigirles a su médico oftalmólogo para que les asesore convenientemente. Pero a nivel general, me parece que pueden ser útiles algunas informaciones sobre asuntos recurrentes.
Una primera consideración es el alto grado de subjetividad que hay en esto del ver o no ver. Como botón de muestra, valgan dos anécdotas. Hace ya muchos años, organizamos en el laboratorio de la Universidad un concurso buscando a personas que tuvieran una vista excepcional. Pusimos varios anuncios con el reclamo de que los ganadores tendrían un premio en metálico y empezaron a llegar gentes que pensaban ganar al creer que veían mejor de lo normal. El primer filtro era realizar unas simples pruebas de agudeza visual. Para nuestra mayúscula sorpresa, algunos de los que pensaban que veían de maravilla se encontraban en realidad en la categoría de los que se suele decir que no ven 'tres en un burro'. ¿Cómo es posible que alguien con una visión reducida, no solo no se diera cuenta, sino que incluso pensara que veía estupendamente? Sin duda, este es un caso extremo, pero es bastante habitual encontrar personas que, o bien no son conscientes, o bien ignoran su propia realidad visual. En la segunda anécdota, me topé para un estudio con un señor que tenía un severo deterioro visual, pero que, sin embargo, había respondido a la pregunta de si tenía problemas al conducir de noche de manera negativa. Ante la sorpresa, al preguntarle directamente sobre el asunto, contestó con la mayor naturalidad que era cierto que ya no tenía ningún problema conduciendo, ni de noche ni de día, porque desde hacía años ya no lo hacía y siempre conducía su mujer.
No niego que acostumbrarse a los diversos acontecimientos vitales resulte a veces de gran ayuda, pero mi recomendación es que mantengan un cierto grado de exigencia en lo que toca a la calidad de su visión. Mírense lo que ven y cómo lo ven. Para ayudarles, les dejo aquí algunos trucos sencillos que pueden practicar. Comparen cómo ven con cada ojo, tapándoselos alternativamente y viendo, por ejemplo, un punto de luz lejano, como la luz de una farola de noche. Esto les enseñará a notar ciertas diferencias y entender lo que es ver mejor o peor. Hagan un pequeño agujerito con su mano, colóquenlo frente al ojo y miren a través, comprobando si su visión se vuelve más nítida. Con un ojo tapado, miren a una pared lisa bien iluminada y busquen objetos que se mueven, las llamadas moscas volantes, o posibles zonas que no vean homogéneas. Aléjense el móvil a la distancia del brazo y miren de frente a la linterna encendida durante unos segundos para percibir la forma y la extensión del halo que les produce. Miren la cuadrícula de un cuaderno y confirmen que la ven suficientemente regular y sin distorsiones muy evidentes.
Uno de los temas que acaparan más dudas es la presbicia, o vista cansada, fácilmente reconocible por la necesidad de ir alejando los objetos próximos para verlos mejor. Otra condición que afecta a todos, si se vive lo suficiente, son las cataratas. La razón está en la progresiva opacificación del cristalino, la lente que tenemos dentro del ojo. Es muy transparente en los niños, pero con la edad se va volviendo cada vez más amarillento y lechoso difundiendo parte de la luz y formando imágenes en la retina con un menor contraste. La señal de que se tengan unas cataratas incipientes es el aumento de los deslumbramientos cuando miramos al sol al anochecer, o a luces intensas, como los faros de coches, de frente. Otra prueba sencilla es mirarse a un espejo con iluminación incorporada, como los utilizados para maquillaje. Con luz intensa, si nos vemos reflejados con poco contraste es que nuestro cristalino empieza a estar cataratoso. Como las cataratas no suelen progresar de la misma forma en ambos ojos, también es buena idea hacer esta prueba con cada uno de los ojos y notar las posibles diferencias.
Sean exigentes con su visión y si notan pérdidas, o cambios, acudan a su médico. Ya saben, la vista es vida.
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