Secciones
Servicios
Destacamos
Me ha tocado el artículo de hoy en el primer periódico del año. Así que casi tenía predestinado el título y el contenido. Desde hace ... décadas durante estos días suelo emplear algunas horas en escribir una carta de Año Nuevo a mis estudiantes y colaboradores. Adquirí el hábito cuando viví en los Estados Unidos, donde era muy común hacerlo y me pareció una buena idea que quise traer conmigo. En estas cartas, se hace un recordatorio de lo acontecido en el año que ha pasado y se ofrecen buenos deseos y recomendaciones para el que empieza, que sirven para empezar el año con un espíritu positivo.
En esa línea va esta carta, aunque sin espacio para revisar el año pasado y sólo centrada en darles algunas recomendaciones. Para empezar, permítanme hablar de algo a lo que dedico parte de mis investigaciones: la luz. Ese elemento cotidiano al que apenas prestamos atención resulta ser más importante de lo que pensamos. Está demostrado que exponerse a luz natural por la mañana regula el ritmo circadiano, mejora la calidad del sueño y, de paso, el estado de ánimo. Salir a caminar de día, dejando el móvil de lado, es más efectivo que muchos medicamentos que les puedan recetar.
Otro gesto sencillo y beneficioso es reducir el ruido al que están expuestos. No me refiero sólo al ruido del entorno, aunque la vida mejora sustancialmente si usan tapones o auriculares con cancelación de ruido. También al ruido mental, a las notificaciones constantes, a las conversaciones superficiales y a tantas preocupaciones inútiles. Los psicólogos llaman a esto «carga cognitiva innecesaria» y afirman que eliminarla puede hacer maravillas para mejorar su creatividad y bienestar. Una estrategia tan sencilla como dedicar unos pocos minutos cada día al silencio sin hacer nada, solo existir, aunque parezca absurdo en esta sociedad obsesionada con la productividad, puede serles de ayuda.
El tema de la alimentación está demasiado manido, pero por ser tan cotidiano tiene una influencia tremenda en nuestra vida y se olvida a menudo. La ciencia, especialmente los estudios sobre el microbioma, sugiere que lo importante no es tanto lo que comemos, sino lo que finalmente comen nuestras bacterias. Un intestino sano no solo mejora la digestión, sino que influye en el sistema inmunológico, el estado de ánimo e incluso nuestro cerebro. En el año que ha terminado, decidí eliminar de mi dieta por completo alimentos que durante toda mi vida había tomado a diario abundantemente, como el pan, las pastas o las frutas. Mi nueva rutina con proteínas, frutos secos y alimentos fermentados está obrando un pequeño milagro. No se arrepentirán si deciden comer de una manera más inteligente, eliminando eso que saben no les sienta bien.
También quiero invitarles a que miren el mundo con ojos de científico. Para esto no necesita memorizar ecuaciones, ni leer artículos de revistas científicas. Es suficiente con que cuestionen lo que le rodea y lo que les dicen. Aprendan a observar con curiosidad y a preguntarse continuamente. ¿Y si lo que se da por sentado no fuera cierto? Esta simple práctica va a transformar su forma de pensar y de enfrentarse a su mundo cotidiano. Por cierto, no estoy sugiriendo que se convierta en un 'tocapelotas' o un discutidor, pero sí que mantenga su opinión y se haga valer.
Y acostúmbrese a utilizar a su favor las nuevas herramientas de inteligencia artificial. Aprenda a hacer las preguntas adecuadas y use las respuestas en situaciones que puedan ser nuevas o comprometidas. Por ejemplo, cuando vaya al médico o tenga que hacer una compra de importancia. Haga sus deberes de antemano para saber el terreno que pisa y no hacer el pardillo más de lo necesario.
Para terminar, quiero pedirles que no se olviden en este año del elixir mágico: la curiosidad. Una de las cosas que nos mantiene humanos, y además más jóvenes. Aprenda algo nuevo, no porque tenga que hacerlo, sino porque puede hacerlo. Cualquier tema es válido si enciende una chispa en su mente. ¿Cuándo fue la última vez que aprendió algo por puro placer? Si no lo recuerda, 2025 puede ser el año para redescubrirlo.
En resumen, no le voy a pedir que haga más este año. De hecho, le sugiero que haga menos, pero que lo haga mejor. Preste atención a lo que realmente importa: la luz del sol, el silencio, la comida, el sueño y la curiosidad. Ignore a los embaucadores y cantamañanas y confíe en su sentido común. Y, por favor, déjenme desearles un feliz año 2025, hagan lo que hagan.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.