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Tiene uno la sensación, después de analizar el plan de vuelta al cole presentado ayer por la Consejería bajo la amenaza de la segunda ola de la pandemia, de que el Gobierno regional confiaba en que el preocupante aumento de casos que vivimos estos días ... iba a ocurrir, en el peor de los casos, bien entrado el otoño, pero jamás en pleno agosto. Seguramente pensaban los responsables de Educación y Salud que el curso escolar arrancaría en septiembre con cierta normalidad, sin los contagios disparados, y con margen de maniobra para ir adaptando las medidas a las circunstancias. Pero el coronavirus va por libre, no atiende a estrategias políticas, es imprevisible. Y ha pillado a la Comunidad, y también a la mayoría de Ejecutivos autónomos, sin un proyecto sólido de regreso a las aulas respaldado por la comunidad educativa. El modelo semipresencial genera muchas dudas y supone un torpedo a la conciliación familiar. Y lo más inquietante es que todo tiene pinta de que puede ir a peor. La incertidumbre no cesa.
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