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La nueva ola

El actual estado de cosas quizás plasme otra realidad, enraizada en la larga historia de permisividad social para el alcohol

Lunes, 29 de marzo 2021, 02:07

Antes de agotar los dígitos para delimitar las sucesivas olas de la pandemia vírica, quizás tengamos que recurrir a una mecánica muy distinta, solapada hasta el momento. Tan agoreras predicciones pueden concretarse cuando emerja –con esplendor, por lo que se barrunta– una convulsión distinta sobre ... la salud comunitaria, que será consecuencia del consumo de alcohol. Tal es la percepción social sobre una sustancia convertida en asidero irresistible, al que se aferra sin moderación gran parte de generaciones jóvenes. La zona visible de este iceberg, que oculta una realidad conocida, se hacía patente hasta ahora en la nefasta moda de los botellones, una costumbre asentada sin visos de solución, al parecer irreversible. Esta impresión sobre los excesos con las bebidas alcohólicas se ha visto acrecentada, durante las sucesivas reclusiones decretadas a raíz de la pandemia. Es lo que se deduce de cumplidas y cotidianas referencias informativas, sobre reiteradas reuniones desafiando la prohibición y con el alcohol como icono incuestionable. Ello sucedía en un contexto social que, mayoritariamente, observaba con disciplina las restricciones impuestas para evitar contagios, aceptadas con resignación, de mejor o peor grado, en aras a proteger la salud individual tanto como la colectiva. Venimos asistiendo ahora a una reiterada exhibición transgresora, ignorando las apelaciones a la prudencia y contestada por una manera irreflexiva de actuar, no tan solo en lo que concierne al referido consumo de alcohol, sino obviando con manifiesta inconsciencia las más elementales recomendaciones sanitarias.

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