Nómadas de la ofensa
Rebeldía murciana ·
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Rebeldía murciana ·
El fenómeno nómada de los que se enfadan y no respiran si alguien les quita la razón ha llegado al mundo digital de la mano de Elon MuskUstedes son muy jóvenes para acordarse, pero hubo un tiempo en el que los americanos de extrema izquierda, que básicamente son el 90% de los ... residentes en California más todos los famosos que pueblan el territorio que allende fue España, decían que si Donald Trump ganaba las elecciones se iban a mudar a Canadá o a cualquier otro lugar recóndito del planeta en el que no tuvieran que soportar una afrenta del calibre de que a veces en democracia la gente decide votar cosas que a uno no le gustan y esencialmente se tienen que aguantar.
Todos estos ofendidos tenían una vida durísima, porque la protesta social desde una mansión de ochenta millones de dólares y no menos de cinco personas de servicio en casa es una cosa muy fuerte de soportar. Algo así como si Javier Bardem y Penélope Cruz hicieran campañas para que a usted le prohíban darle a su hijo el Cola Cao con pajita para que su desayuno no destruya el medio ambiente mientras ellos se van a Hollywood a una entrega de premios o a ver a sus amigos de finde en un jet privado que contamina más en un viaje que toda la Región de Murcia en una década.
En fin, les hablaba del caso de Trump, pero en España tenemos ejemplos de estos para aburrir. En Murcia seguimos en la buena dirección de cumplir más tiempo de mandato del PP que de dictadura franquista, pero en Andalucía antes de la llegada de Juanma Moreno también había miles de compatriotas que juraban ante notario que si alguna vez la derecha gobernaba tendrían que exiliarse a otro sitio. Igual pensaban en Cataluña, que seguro que para ellos es mucho más soportable que un nacionalista te llame colono y vago a tener que aguantar a la derecha andaluza en el poder, que tiene la mala costumbre de no compartir tradiciones de izquierdas tan asentadas en el PSOE como robar el dinero de los parados para cocaína y prostitución. Qué horror este mundo moderno donde ya no se respetan las raíces.
El fenómeno nómada de los que se enfadan y no respiran si alguien les quita la razón ha llegado al mundo digital de la mano de Elon Musk. O mejor dicho, por su culpa. Ahora que el creador de Tesla se ha convertido a su vez en el dueño de Twitter, hay toda una amalgama de 'influencers' de la información (llamarles periodistas es denigrar a una profesión tan noble como la que sustenta diarios como LA VERDAD) que claman que abandonarán la red social porque se le va a devolver la cuenta a Donald Trump. Es decir, se escandalizan los mismos que cada día tuitean con alegría y diversión en una red social en la que los talibanes tienen la cuenta verificada y difunden toda clase de mensajes que en el mejor de los casos son simplemente machistas y en el peor directamente enaltecimiento del terrorismo. Supongo que como la yihad está lejos de Beverly Hills y no da para 'hashtag' en TikTok pues es más fácil hacer la vista gorda, pero un poquito más de vergüenza y un poquito menos de cinismo tampoco vendría mal.
Total, que como les decía llevamos unas semanas muy intensas soportando miles de tuits de gente que vive de su impacto en Twitter diciendo que va a abandonar la red social si no volvemos a la censura selectiva de los malos (es decir, la gente de derechas normal) y restringimos la plataforma a los buenos (que son los demás, de Satanás en adelante). Elon Musk, que es excéntrico y todo lo que ustedes quieran pero que de ganar dinero sabe un poquito, básicamente se dedica a ejercer el mandato 'Rajoyano' de hacer la versión americana de sentarse en su sillón con un puro y el 'Marca' a ver cómo los miles de tuits odiándole aumentan el tráfico de su negocio y enganchan aún más a una audiencia que es tan adicta a su producto que cuanto más la odien más dependientes van a ser de él.
Y así, en el mundo de los normales que nos ofendemos con cosas verdaderamente importantes, como por ejemplo lo mala que es la nueva canción de España para el Mundial, este nuevo éxodo digital es un entretenimiento de primera que ojalá no acabe nunca. Como siempre les digo, si nuestra izquierda no existiera habría que inventarla. A ver con qué nos íbamos a divertir si no.
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