Navidad sin árbol
REBELDÍA MURCIANA ·
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REBELDÍA MURCIANA ·
Menos mal que en 2023 se le acaba el mal trago de gobierno al socialismo y pueden volver a quejarse de todo sin renunciar a nadaEs extremadamente complicado que en una capital de provincia los ciudadanos distingan la gestión municipal de la autonómica. Cuando uno vive en un pueblo conoce ... los motivos por los que debe acribillar al alcalde, y si los desconoce le achaca todos. El regidor es algo así como un Dios omnipotente y omnipresente responsable de los designios divinos y, mucho más importante aún, de que la calle esté limpia y las bombillas de las farolas no se fundan.
Para fortuna del alcalde anónimo de Murcia, surgido después de una moción de censura basada en que a la oposición Ballesta les parecía un engreído (porque el resto de explicaciones son, como usted muy bien conoce, mentira), apenas alguien sabe qué hace ni por qué.
El alcalde Serrano es, para bien y para mal, un nadie absoluto. Hasta hace unos días probablemente algún vecino que no siga el panorama político local no se habría ni percatado de que ha habido cambio alguno en la gestión, y seguramente la explicación más evidente es porque no la había habido en absoluto. Hacer continuismo de Ballesta era la mejor estrategia que se le podía haber ocurrido: ante la sustitución de un gran alcalde, qué mejor que intentar demostrar que en realidad lo que brilla es la ciudad y no su forma de gobernarla.
Este planteamiento habría funcionado de no haber cometido el error de principiante más elemental de todo el globo terráqueo. La Corporación censurada podía haber tenido mil y una equivocaciones, pero si desde luego tenía un acierto ese era la espectacularidad de su gestión.
Cuando un murciano paseaba en Navidad por el centro y veía un árbol gigante en nuestra fuente más representativa, con fuegos artificiales, flores y mil luces que alucinan a los niños pero llenan de orgullo y satisfacción a los padres; los ciudadanos entendían que Murcia por fin estaba empezando a comprender que la séptima ciudad de España merece un tratamiento acorde a su importancia. La funcionalidad es más importante que la estética, pero de lo que uno se enamora a primera vista es de la belleza.
En las primeras fiestas después del cambio de Corporación el nuevo equipo de gobierno tenía que limitarse, simple y llanamente, a repetir lo que ya se había empezado a convertir en marca Murcia y poco a poco dejaba de ser marca Ballesta: una Navidad preciosa a la altura de lo que merecen los murcianos.
Pero cuando uno gobierna para Twitter, y estos nuevos concejales lo hacen, empieza a confundir el argumentario de la oposición con la voluntad real de sus votantes. Durante todos estos años el mejor argumento que tenían los socialistas para hacer frente al enorme salto cualitativo de la ciudad durante las fiestas era repetir, sencillamente, que era un dispendio innecesario. Como argumento racional puede casi funcionar, puesto que al que lo esgrime no le cuesta nada: puede pasear con sus hijos por la plaza Circular e ir a los eventos del Ayuntamiento y al mismo tiempo bramar porque las injusticias sociales al sur del Perú están siendo horribles mientras Ballesta planta florecitas de colores.
El problema de este nuevo Ayuntamiento es que no ha entendido que el votante, y también el militante, es ante todo hipócrita. Y tiene todo su derecho a serlo. Porque igual que muchísimos españoles piden más restricciones para frenar la expansión del Covid, pero ninguno se queda voluntariamente en casa sin ir al restaurante para contribuir desde su parcela; muchos murcianos se quejarían por ideología del derroche de luces pero ninguno se lo perdía cuando la ocasión lo permitía.
Hay pocas competencias municipales que los ayuntamientos identifiquen como tales, y el alcalde anónimo ha tenido que ir a montar el lío padre con la única con la que hasta el último murciano va a blasfemar contra él. Durante todas las Navidades miles de vecinos rumiarán contra la decadencia de la ciudad analizando que el único elemento diferencial entre esta y la anterior es, precisamente, que el alcalde ahora es otro señor.
Desconozco si Ballesta tiene un muñeco vudú con la cara del alcalde, pero si es así le ha funcionado del todo. Menos mal que en 2023 se le acaba el mal trago de gobierno al socialismo y pueden volver a quejarse de todo sin renunciar a nada.
Qué coñazo esto de gobernar.
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