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Murcia como ejemplo cultural

No es habitual hablar bien de un político, pero hay que reconocer que el plan CREA, impulsado por el director general del ICA, es una referencia nacional

Sábado, 6 de febrero 2021, 01:36

No solemos ser el ejemplo bueno. Es triste, pero Murcia comparece en el telediario con demasiada frecuencia para dos temas: asesinato encarnizado y desastre natural. Hay otros temas negativos, como corrupción, excesos inmobiliarios o aquella época en que 'El Mundo Today' y 'El Intermedio' nos sustituyeron por Lepe como escenario del chiste baratero. Digamos que este contexto no ayuda a la autoestima murcianista. Por cierto, ya hablaremos del club de fútbol que nos arrebató la inocencia primero, luego el entusiasmo y con las últimas sentencias judiciales hasta las ganas de vivir.

Pero no todo es negro, de hecho Murcia es luz. Se podría hacer una lista de argumentos positivos que hablase, en primer lugar, de la gente y los sitios, que es lo verdaderamente importante, y eso no lo ensucia ni el hundimiento del Real Murcia, pero hoy concretaré en un aspecto del que nos podemos sentir orgullosos, y es la cultura en la Región, que mantiene el tipo con una dignidad sobresaliente. No es chauvinismo, es una realidad desarrollada en un terreno adverso y en el peor momento del siglo, aunque hemos tenido aquí un factor muy importante a favor, y es la estrategia de ayudas del Instituto de las Industrias Culturales de la Región de Murcia en el ámbito regional.

No es habitual hablar bien de un político, no suelen dar demasiadas razones para ello, pero la cultura regional debe reconocer que el plan CREA, impulsado por el director general del ICA, Juan Antonio Lorca, es una referencia nacional en las ayudas lanzadas para paliar la Covid en nuestro sector, hasta el punto de que el nombre ha sido copiado por Matadero en Madrid. En realidad el nombre es lo de menos, lo importante es que esta línea de ayudas ha sido crucial para sostener una industria que ha visto, en algunos casos, la total cancelación de su actividad durante cerca de un año. Intentaré explicar qué significa esto.

Estos días nos solidarizamos con sectores como la restauración. Su situación es muy mala, en algunas regiones llevan un mes limitados a las comidas a domicilio, a lo que hay que sumar el confinamiento de marzo a mayo. Si analizamos la cultura, sector a sector, nos encontraremos que los teatros llevan cerrados prácticamente desde marzo. No hablamos solo de actores y directores, tenemos un contingente humano desde compañías hasta acomodadores. Si vamos a la música la situación es aún peor, ya que solo pudieron tocar, en condiciones muy básicas y con públicos mínimos, en verano. Llevan meses con ingreso cero, y aquí no solo tenemos estrellas del rock, hablamos de miles de familias en la Región que viven de montar escenarios, pinchar en locales, tocar en bodas, bautizos y comuniones o grabar discos. Mi sector, el del arte contemporáneo, ha visto cómo desaparecía la actividad comercial hasta niveles de 2010, en el fragor de la crisis anterior, lo cual repercute en el siguiente, el de los artistas, que suelen ser la parte más frágil de nuestro ecosistema pese a ser imprescindibles.

Sé que todos tenemos penas, que esto nos golpea a todos, pero la cultura se ha hundido, pese a lo cual nadie ha dejado de trabajar ni de proponer tanto en redes como en los espacios que hemos podido utilizar. Somos los que mantuvimos el ánimo en los meses negros de marzo a mayo desde los balcones o los perfiles, los que regalamos nuestro trabajo en pos de un bien mayor. Somos un sector que, pese a nuestra importancia simbólica, contamos con un enorme número de grandes artistas que normalmente se encuentran en el umbral de la pobreza. En toda España nuestra quiebra ha sido igual y en todas partes han surgido ayudas asistenciales (como para otros sectores e industrias), pero Murcia ha sido el lugar en el que estas han sido más efectivas gracias al plan CREA, al que, en la ciudad, hay que unir el programa Reactivos Culturales del Ayuntamiento. En el caso del ICA, se crearon líneas de ayuda con la rapidez que la situación requería y han permitido que el tejido cultural de la Región de Murcia atenúe esta andanada mortal sin invertir cifras escandalosas.

Ya digo que no queda decoroso en estos tiempos hablar bien del político, y menos hablar bien desde la cultura de un político del PP (seamos francos), pero estamos viendo cómo se dotaron las ayudas escuchando las necesidades del sector. Se publicaron y se concedieron de forma rápida, tanto las directas como los ICO o los créditos avalados por Avalam. Llegaron a las personas y empresas que las necesitaban. La institución recibe ahora la contraprestación contractual en forma de exposiciones con el sello del ICA, tanto en sus salas como en las galerías, con lo que devolvemos parte de lo que se nos da de forma justa. Todos entendimos que, más allá del proyecto que debíamos hacer para recibir estas ayudas, había un fin asistencial. Por ejemplo, un profesor universitario con un sueldo fijo no habría pedido una de estas ayudas, habría sido una bajeza moral.

No sé si esto mejorará la imagen de Murcia, algo que algún día tendremos que tratar con un sentido estratégico de región, pero sí sé que han sido fundamentales para que la cultura en la Región siga reportando el brillo del arte, música, teatro, cómic, literatura, cine... Somos el minuto del telediario en el que la palabra Murcia suena mejor.

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