Murcia, capital de las 'fake news'
MAPAS SIN MUNDO ·
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MAPAS SIN MUNDO ·
La paranoia racista, la obsesión xenófoba y el maniqueísmo ideológico inventaron una traición a la patriaEn el comienzo de la década de 1930, Salvador Dalí sentó las bases del 'método paranoico-crítico', un sistema de creación artística basado en la ... idea de que, en función de lo reprimido en el subconsciente por cada individuo, una misma realidad podía ser interpretada de diferente manera. Ante una figura recostada sobre una superficie marmórea, unos espectadores veían la imagen de una mujer abandonada al sueño; otros, un león en reposo; e, incluso, los había que distinguían un caballo tumbado. En función de las obsesiones del observador, su reacción ante un mismo hecho será de una u otra naturaleza.
El pasado martes, los murcianos asistimos a un 'delirio de interpretación' propio del método paranoico-crítico que el mismo Dalí habría saludado como una culminación de sus teorías. Nada más finalizado el partido entre España y Marruecos, cuando todavía intentábamos digerir el bocadillo de polvorones que nos había brindado Luis Enrique con su talibanismo del juego de toque onanista, Vox y PP publicaron sendos tuits en los que se acusaba al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Murcia de celebrar la victoria de Marruecos a cargo de la decoración del edificio de Aguas de Murcia con luces verdes y rojas. Vox iba incluso más lejos, e interpretaba este despliegue lumínico como la enésima prueba irrefutable de la servidumbre de Pedro Sánchez al país magrebí. Este 'delirio de interpretación' fue rápidamente contestado por varios usuarios de Twitter, quienes, a través de sus cuentas, publicaron fotografías de la Navidad de 2019 y 2020 –tiempo en que gobernaba el PP– en la que la decoración de la sede de Aguas de Murcia era exactamente la misma. Incluso, la misma empresa emitió un comunicado, aclarando que nada tenían que ver los colores rojo y verde de su iluminación con un supuesto homenaje a la selección de fútbol de Marruecos. Donde cualquier persona cabal y conocedora de las costumbres y de la cultura visual occidentales, habría visto un modelo de decoración navideña que se repite desde Australia hasta California, en Murcia, la paranoia racista, la obsesión xenófoba y el maniqueísmo ideológico inventaron una traición a la patria que, desde luego, encontró a una masa crítica suficiente para que el bulo se extendiera como un reguero de pólvora.
No hay que olvidar –porque es un dato demasiado relevante para hacerlo– que, en la previa al partido entre España y Marruecos ya se había calentado el ambiente con las previsiones de futuro que figuraban un comportamiento violento y destructivo por parte de la población de origen magrebí en caso de que su selección ganara o perdiera. La reacción de los más ultras fue que, antes de que acabara el partido, el mensaje 'leña al moro' fuera tendencia en España. Pues bien, con un caldo de cultivo como este, que dos partidos como PP y Vox alimentaran un bulo como el referido constituye uno de los mayores actos de irresponsabilidad que se recuerden en la historia de la política municipal murciana durante la democracia.
Y lo peor no termina aquí: por más que el histórico demostrara que las luces rojas y verdes ya habían lucido en años anteriores en el edificio de Aguas de Murcia y que la propia empresa emitiera un comunicado despejando cualquier duda al respecto, PP y Vox se negaron a reconocer su error y a pedir disculpas por las imprevisibles consecuencias de su bulo. Entonces, el 'delirio de interpretación' de impronta daliniana se transformó en una perseverancia en la mentira de la peor estirpe 'trumpista'. El miércoles 7, Populares de Murcia publicaba en su cuenta de Twitter: «Ante el clamor popular y el revuelo generado, el Ayuntamiento ha retirado las luces y ha dado las explicaciones solicitadas por @popularesmurcia». Este mensaje constituye, sin duda alguna, una de las mayores muestras de cinismo populista a las que haya asistido. Y el empleo de estos términos superlativos se explica tanto por el contenido del mensaje como por su autoría. De Vox es fácil comprender que rechace la verdad como alternativa vital y ética y que persevere en una mentira por manifiesta que sea. Pero, ¿del PP? ¿De verdad que un partido de gobierno está dispuesto a abandonar la referencia de la verdad y de los hechos objetivos con tal de ganarse el aplauso ciego de los extremistas?
Ya advertí, hace tiempo, de que el PP corría el riesgo de dejarse arrastrar por las estrategias de propaganda totalitaria de Vox y de potenciar –en lugar de moderar– la deriva radical de la ultraderecha. He aquí el 'affaire de las luces' para confirmar que este temor es ya un hecho en curso. Cuando se insiste conscientemente en una mentira y se abandona, por tanto, el marco regulador de los hechos empíricos, dejas de ser un partido filtrado por el tamiz del juego democrático para convertirte en una realidad paralela imprevisible y en la que ya no se puede confiar. Lo que nació como una paranoia digna de un chiste de Lepe se ha terminado por convertir en un peligroso juego de propaganda 'goebbelsiana' que, además, y durante un par de días, ha convertido a Murcia en capital mundial de las 'fake news'. Cuando la política gestiona la mentira como un absoluto y sin rubor alguno, su única función es hacer el mal.
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