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El planeta Tierra es la casa común para todos, humanos, animales y ecosistemas. Aunque no es propiedad de los seres humanos, la actividad humana indiscriminada ... acelera el deterioro ambiental, la contaminación, la deforestación, la pérdida de la biodiversidad, con extinción de especies de fauna y flora, y el desequilibrio de hábitats. Las consecuencias son enfermedades respiratorias, cardiovasculares o gastrointestinales con disfunción de los sistemas de defensa.
En 1968, hace más de 50 años, un simposio de ecología humana indicó la necesidad de que a los futuros profesionales universitarios se les explicara cómo la destrucción paulatina del equilibrio medioambiental afecta negativamente a salud humana. Y el 22 de abril de 1970, Morton Hilbert, profesor de salud pública, impulsó que 20 millones de ciudadanos de Estados Unidos ocuparan las calles solicitando la creación de una Agencia Medioambiental Gubernamental. Así, cada 22 de abril, se celebra el día Internacional de la Madre Tierra, y se recuerda que se debe vivir en armonía con la naturaleza.
En la cultura grecolatina, Hesiodo narraba en su 'Teogonía' que después del caos surgió Gea, como diosa nutricia. La diosa Gaia, Gea o Terra era la Madre Universal. Representaba la fecundidad siendo la antepasado común de todos los dioses del Olimpo, así como de todos los seres vivos. En 1969, James Lovelock, fallecido el 26 de julio de 2022, denominó Gaia a la hipótesis sobre el fundamento dinámico que ocurre en la biosfera entre las materias inorgánicas y todos los seres vivos. Y es que el planeta está vivo y la Tierra regula su propia vida a través de los organismos más pequeños, del macrocosmos al microcosmos, y viceversa.
No solo en Occidente, en otras culturas orientales y en el nuevo mundo se cultiva el respeto al medio ambiente como base de la supervivencia humana. Teniendo en cuenta el 'ayni', principio de reciprocidad de cosmovisión en la cordillera de los Andes, a la Pachamama, la Madre Tierra, le ofrecen oraciones y ofrendas solicitándole prosperidad, pero comprometiéndose a respetarla. Por convicción, en su forma de vida respetan el suelo, las plantas, los animales terrestres y acuáticos, las aves, los ríos y pantanos, los insectos, el agua, el aire y las materias inertes, y veneran las rocas y piedras. Nos hacen reflexionar sobre todo lo que nos une y como, a pesar de la distancia kilométrica y cultural, el poder nutricio de Tierra es esencial para mantener la vida humana y conseguir la salud integral, una sola salud. Porque la salud de la Tierra, de los animales, de las plantas y de los ecosistemas es un 'continuum' con la salud humana. Asimismo, la Pachamama es más que Tierra y Madre en el aquí y ahora. Pachamama es espacio y es tiempo: el tiempo pasado y la herencia recibida, el tiempo presente que nos toca administrar y el tiempo futuro que es el legado que dejaremos a las siguientes generaciones.
Celebrar el día de la Tierra es recordar nuestra responsabilidad y pensar que la interdependencia universal es una realidad. Y cada cual ha de ejercitarla preservando la integridad de su medio ambiente, en la actividad local. Se ha de promover activando los tres pilares de la sostenibilidad: el pilar social, el económico y el medioambiental, que están conectados con el pilar técnico de la biomimesis y la ciencia y el pilar ético que reconoce a las comunidades locales e indígenas como responsables de su mantenimiento y legado. Para asegurar el futuro y la salud de todos los ecosistemas, incluido el humano, se precisa firmar la paz con la Madre Tierra e implantar sistemas que establezcan transformaciones. Toda transformación pasa por construir mentes responsables convencidas de la necesidad del derecho de la naturaleza. Y este se sustenta en el derecho a la información, a la participación pública y al acceso a la justicia.
La educación desde el nacimiento es primordial para cimentar mentes que actúen en consecuencia, que comprendan su importancia per se, sin olvidar que a la vez se protege a la naturaleza, se asegura nuestro propio bienestar y supervivencia. Hace 2.500 años, Confucio sentenciaba que «si se planea el futuro para un solo año, se plante una semilla; para diez años, se plante un árbol, pero si planea para cien años, hay que educar a los niños». Si la educación es tan importante, salvar el planeta es responsabilidad intrínseca de las instituciones educativas, desde la primera infancia a las universidades; y de estas, tanto como educación superior como educación continua a lo largo de la vida.
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