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Darío Gil Alburquerque, nacido en El Palmar hace 50 años, es el nuevo doctor 'honoris causa' de la Universidad de Murcia. Hijo de doña Concepción ... Alburquerque y don Jesús Pedro Gil, Darío estudió el Bachillerato en Los Altos de California. Fascinado por la tecnología y por el avance de la ciencia y habiendo vivido de cerca la efervescencia tecnológica de Silicon Valley, en 1998 se graduó con honores en Ingeniería Eléctrica y Ciencias Informáticas en el Stevens Institute of Technology de New Jersey. En 2003, finalizó la tesis doctoral en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y, desde entonces, ha trabajado en The International Business Machines (IBM), la corporación multinacional de tecnología informática y de consultoría, fundada en el siglo XIX, cuya sede está en Nueva York.
Darío Gil es uno de los genios mundiales de los ordenadores cuánticos, pero no es un ingeniero común. Piensa rápido, relaciona hechos y ve más allá, potencia la innovación y está comprometido con que los avances sean útiles para el mayor número de personas. Siendo el vicepresidente corporativo de IBM y director de IBM Research (investigación), lidera y entusiasma con energía positiva a 3.000 investigadores de todo el planeta, que son abanderados en la vanguardia de la tecnología computacional.
Recordando el miedo general de hace 5 años, durante la pandemia de la covid-19, de la que, en una carrera contrarreloj, solo la ciencia y la tecnología nos salvaron de ese virus mortal que no conocía fronteras, ni etnias, ni color de piel, ni estatus socioeconómico, es de justicia reconocer el liderazgo de Darío Gil en su resolución, acelerando la capacidad de respuesta en esa emergencia sanitaria que amenazó la salud mundial. Summit, la supercomputadora de IBM de más alta capacidad de procesamiento, aplicando la inteligencia artificial y la bioinformática, comenzó a brindar respuestas. Pero no era suficiente. Y ahí estuvo Darío Gil. Experto en tecnología, en nanotecnología, en semiconductores, en nube híbrida y en computación cuántica es, además, un maestro del trabajo cooperativo y su influencia era (y es) global y sus decisiones podían (y pueden) beneficiar a miles de millones de personas.
Darío Gil consiguió coordinar muchas voluntades, desde el Gobierno federal de Estados Unidos de América a las grandes empresas tecnológicas (Alphabet, Amazon, Hewlett-Packard Enterprises, IBM, Microsoft), al MIT, a la Universidad de California en San Diego (UCSD), a la NASA, a la Fundación Nacional para la Ciencia (SNF) y muchas otras. En menos de una semana, Darío creó el Consorcio de Computadores de Altas Prestaciones Covid-19 por el que se conectaron los superordenadores más potentes del mundo (con una capacidad computacional colectiva de 402 petaflops). Y es que en el invierno de 2020 no se trataba solo de crear ciencia, sino de responder a una emergencia humana sin precedentes.
Darío Gil fue el principal artífice de esa gesta. Su mente implícita y asociativa, su inteligencia y su educación en valores permitieron coordinar a nivel mundial los resultados de todas las líneas de investigación sociosanitaria sobre el coronavirus. Y los supercomputadores (con los ingenieros e investigadores de tecnología de última generación), aunando el procesamiento del lenguaje natural y aplicando la inteligencia artificial, lograron conocer ese virus mortal y alguno de sus mecanismos más letales, predecir el efecto positivo, las secuelas y efectos secundarios de diferentes ensayos clínicos con fármacos en centros de investigación clínica y preclínica y en plataformas tecnológicas y, al fin, las innovadoras y novedosas vacunas diseñadas para prevenir la infección y la propagación de los contagios, teniendo en cuenta que el virus mutaba y se hacía resistente.
Ahora, cinco años más tarde, la pandemia de covid-19 es pasado, pero, como nos repiten desde la Organización Mundial de Salud, las amenazas sanitarias globales persisten. Así, la filosofía de ese consorcio que salvó tantas vidas humanas y que fue un hito histórico abriendo nuevas vías de cooperacion por el bien común debe persistir para intentar detectar los peligros, reaccionar con celeridad y prevenir tantas desgracias. Sin embargo, no se debería olvidar que fue Darío Gil Alburqueque quien, en el inicio, lo pilotó. ¡Muchas gracias, don Darío!
Nota: a lo largo de la historia, los investigadores de IBM han logrado seis premios Nobel, tres premios Kavli y seis premios Turing. Esperemos atentos con qué nos sorprende el futuro.
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