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A vueltas con las urgencias

Esta nueva especialidad mitiga, pero no resuelve de inmediato las necesidades actuales, con el riesgo de arrostrar problemas añadidos

Lunes, 15 de julio 2024, 00:16

En la sociedad actual la paciencia no suele ser uno de sus rasgos más característicos. Incómoda admitir retrasos, dilaciones, tanto como guardar colas o tolerar tardanzas pese a surgir por contingencias inesperadas sobrevenidas, entorpecedoras de la actividad organizada, dispuesta o programada. A la intranquilidad por ... la espera se suma nerviosismo, con descontento progresivo tendente a quejas, pendencias y altercados, en una cultura acostumbrada por razones de índole mercantil a exigencias y demandas, sin entrar en justificaciones. Prevalece y se reclama lo inmediato. Serían sin duda motivos, en este caso de atención inmediata, paradigma de lo que se requiere a los servicios de urgencias hospitalarios, áreas de urgencia habitualmente saturadas y desbordadas por una alta frecuentación, tensionadas de modo perenne entre la afluencia, por su propia naturaleza imprevisible e incontrolada, y su capacidad de respuesta forzoso es concreta y limitada. Un ambiente por soluciones inmediatas, indisoluble de su propia idiosincrasia, incorporado a su esencia desde el mismo instante de su implantación. Urgencias de actualidad por la reciente creación de una especialidad médica con rasgos distintivos propios. Ha sido esta una reivindicación largamente demandada por los profesionales a ella dedicados, para los que el diccionario se ve ante la tesitura de aceptar la denominación coloquial de urgenciólogos. Es uno de los pasos deseables en el empeño de remediar una utilización progresiva, creciente, exponencial y la dificultad estructural para satisfacerla con premisas de prontitud e inmediatez. Si bien no solo atañe al déficit de personal, precisados de un aumento del espacio que, de proseguir al ritmo actual, se tornaría infinito. Si bien su misión reside en solventar problemas de salud, en modo alguno responde tan solo a urgencias y emergencias médicas, al emplearla para sortear vericuetos administrativos a los que debe ajustarse el sistema sanitario para una deseable e imprescindible eficacia. Astucias con curiosos análisis sobre días, horas y acontecimientos públicos extrasanitarios condicionan su frecuentación, como entre otros su reducción los fines de semana con picos notables los lunes. O peculiaridades como el día de mercado o las retransmisiones televisivas de elevada audiencia.

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