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Puede ser característica de la edad la reticencia a rectificar convicciones establecidas. Premisas que a lo largo del tiempo se han ido estableciendo sobre lo que suponemos lo verdadero, sustentado por el poso de ideas y opiniones forjadas sobre gustos y preferencias como de enemistades ... y rechazos que determinan el carácter individual. Se trata de certidumbres como baluarte desde el que evaluar las tornadizas circunstancias del vivir cotidiano desde el que mostramos coincidencias y discrepancias sobre modos diferentes de encarar la existencia en cualquier circunstancia con el reto de errores y desaciertos. En época tan confusa como la presente, quizás sea utópico en cualquier circunstancia asumir estar en posesión de postulados inamovibles, incuestionables, cuando esa misma experiencia proclamada señala la que las contingencias cotidianas son tornadizas, en manos siempre de un imprevisible azar al que es forzoso plegarse y adaptarse. Una pretensión de verdad a la que se accede por medio de los sentidos corporales sobre la realidad exterior y que se elabora por la mente en esa forja de experiencias del carácter apuntadas. Si bien estas certidumbres inconstantes, volubles no son exclusivas de las contingencias del espíritu. Se pueden apreciar incluso en esa realidad externa sensorial como cabría esperar de la realidad proporcionada por la evidencia científica, a la que tenemos como indudable.
Como señala Niels Bohr, las evidencias pueden estar no solo enfrentadas sino ser complementarias, señalando como ejemplo la naturaleza dual de la luz al comportarse como una onda continua en un experimento, mientras que en otro lo hace como un enjambre de partículas. Pero, sin embargo, no podemos ver ondas y partículas al unísono en el mismo experimento. De modo que, si se duda en la racionalidad de la ciencia pura, qué decir de los evanescentes estados mentales presos de emociones y sentimientos tan mudables.
Con todo, a estas reflexiones teóricas sobre la verdad se contrapone que en el discurrir habitual son imprescindibles referencias fiables, para distinguir lo acertado de lo incorrecto so peligro de caer en la afirmación del padre Brown de que cuando la gente deja de creer en algo no es que no crea en nada, se cree cualquier cosa. En particular, en un contexto en el que es preciso la mayor seguridad posible como la información sanitaria revolucionada por la irrupción del doctor Google. Una herramienta de enorme utilidad, de fácil acceso, al alcance de todos con sus limitaciones, por las necesarias salvaguardas para no incurrir en desastres de utilizarse sin asesoramiento para una interpretación adecuada. Análisis requerido para evaluar la información que sea de fuentes fiables, conocer quién administra el sitio y con qué finalidad si se trata de informar o vender productos y servicios o verter opiniones sobre remedios sin evaluar o pócimas y remedios de los que desconfiar al prometer curaciones con una simple información sin contrastar. Es necesario que las páginas provengan de entidades oficiales gubernamentales, de sociedades científicas, organizaciones sin ánimo de lucro o de hospitales, facultades de medicina o revistas de reconocido prestigio científico. De acuerdo con el patrón norteamericano, conviene fijar la atención en quien promueve la página.
En el caso del Gobierno, con el acrónimo .gov, de una universidad .edu o de una organización sin ánimo de lucro .org. Ejemplos excelentes son las editadas por los institutos nacionales de la salud norteamericanos o el Centro para el Control de Enfermedades, o instituciones como la Clínica Mayo, accesibles en español. Entre nosotros resultan excelentes el portal Murcia Salud o el del Ministerio de Sanidad. El otro recurso sustancial recae en la consulta con el médico acerca de si lo que se ha leído es aplicable al caso concreto examinado. Estas visitas virtuales son un buen complemento, desconocedor el desconocer el profano la terminología sanitaria, sin discriminar lo importante de lo accesorio o incluso contraindicado o peligroso.
La lectura de estas páginas publicadas en la Red depara un mejor conocimiento acerca del proceso que puede complementar los informes de los profesionales sanitarios. Los enfermos mejor instruidos pueden aportar otros datos acerca de su proceso e intercambiar impresiones, con discusiones enriquecedoras para enfermo y médico y generar confianza en su relación. Elemento importante asimismo para una información y educación en salud, tan olvidada, que contribuya a ejercer el principio de autonomía individual por el que, en una entrevista razonada, se exponen las posibilidades de cualquier actuación sanitaria con respeto a las decisiones y creencias del paciente. Es pues instrumento eficaz para alcanzar mayores cotas de salud, y contribuir al uso racional de los recursos sanitarios disponibles. En suma, como todo nuevo recurso utilizado de forma correcta, puede redundar en que los aspectos favorables sean superiores a las posibles desventajas apuntadas.
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