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El hijo de la exduquesa de Feria Luis Medina será muy listillo y parece un idiota. Solo así se explica que, por ambición, esté poniendo en peligro la generosa herencia de la abuela Mimí por el embargo que puede acarrearle su implicación en el 'caso ... de las mascarillas' con el Ayuntamiento de Madrid. La abuela Mimí querrá ahora volver de la tumba, desheredar a Luisito y dejar la herencia, aún disputada pero en cualquier caso de millones de euros, por ejemplo a mí, que sí sabría qué hacer con ella. Nunca he sabido ganar ni un duro, pero tengo profundos conocimientos –entrenados con esfuerzo– sobre cómo gastarlo en las cosas buenas de la vida. Desde luego, no en inversiones ni en negocios, ni siquiera los turbios. Un auténtico iniciado no lo gasta nunca en cosas que lo aparten de los altos placeres, en «lo mejor», que diría el Mr. Ripley de Patricia Highsmith. Yo nací para duque de Norfolk, aunque quedase en grado de tentativa. Luis Medina no es ya nieto digno de la estupenda abuela Mimí, duquesa de Medinaceli, y se ha convertido en un vulgar tendero. Encima de los que se arruinan. Es de esos tipos que ganan el Gordo de la Lotería de Navidad y a los cinco años no tienen nada, porque lo han pulido todo en brindar junto a medio barrio con sidra El Gaitero.

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laverdad Luisito Medina