Lola

«Si me queréis, irse». Genio y figura. Promotora 'sui generis' de un rap español 'avant la lettre'; que sí cantaba y bailaba, aunque en ella poco importaba si tenía un chorro de voz o si nunca fue, bailando, Carmen Amaya. Que compartió escenario, y pasión, durante años, con Manolo Caracol, el más grande del flamenco, casi el único que me hace llorar cuando escucho su voz. Esa pareja, que ya se ha ido, que ya no se recuerdan mutuamente, que se representó a sí misma, su pasión, en la película 'Embrujo', filme de 1948, entre expresionista y disparatado, pero que resulta conmovedor porque sabes que es una representación en tiempo real de celos y de pasiones.

Aunque se pueda pensar lo contrario, Lola fue en el cine algo más que una simple folclórica que cantaba. Hizo muchas películas y fue una actriz notable. Con su acento andaluz, claro, pero con gran dicción y una velocidad en las frases sorprendente. Y fue genial en todo, en su cante y en su baile, aunque se le pudieran poner muchas pegas. Y lo fue también en la vida, sobre todo en la vida.

Durante la Expo de Sevilla, en el 92, se le hizo un homenaje a Paco Rabal. Tuve la suerte de estar allí ese día. Al homenaje se invitó a Lola, ya que fue muy amiga de Paco. Hasta que apareció ella en el escenario el homenaje había transcurrido más o menos soso, con discursos solemnes e institucionales. Hasta que subió Lola y comenzó un diálogo con el actor murciano. Bueno, más que un diálogo fue un monólogo disparatado, hilarante, de ella. Con ella llegó el escándalo. Genio y figura de esta mujer que hoy cumpliría cien años. Si la queréis, no «irse».

–«Lola, ¿usted habla inglés?».

—«¿Yo? Dios me libre a mí de hablar esas cosas».