Listos, pero poco

'Listos, pero poco' me parecen a mí estos gobernantes por la forma en que han reaccionado tras la derrota que los 'gatos' y 'gatas' madrileños les han infringido. No sé si los 'gates' han podido votar o aún se están lamiendo las heridas.

Pero el podium, la medalla de oro de la estupidez, la ha conseguido doña Calvo, porque mira que es difícil decir tanta tontería en tan corto espacio. Si bien ya nos tenía acostumbrados con sus cortas pero densas frases llenas de 'rigor intelectual' del tipo «algunos países han sufrido la invasión del la temible Covid al mismo tiempo porque se encontraban alineados en la misma recta»; «estamos manejando dinero público que no tiene dueño», o «la Unesco tendría que legislar para todos los planetas», ahora que su partido y su jefe han recibido tan enorme bofetada democrática no se le ocurre otra cosa que dirigirse indignada a los votantes y justificar en parte la derrota porque «los socialistas no estamos por las cañas, los ex y los berberechos». Tal vez en parte pueda darle la razón: si descontamos los más de cien mil socialistas que votaron a la 'fascista' Ayuso, y otros muchos más que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes, quedan los ministros y ministras, los altos cargos y 'cargas', los asesores, los enchufados y enchufadas y los comentaristas babosos, y a esos, tiene razón doña Calvo, les gusta más el Dom Perignon y el caviar que la caña y los berberechos, pero con una diferencia: las cervezas y los moluscos se los paga cada quien de su bolsillo y el champán y el caviar, nosotros con el dinero que nos quitan con los abusivos impuestos que costean, por ejemplo, la estancia de la que la vicepresidenta disfrutó en la suite de un hospital privado enferma de coronavirus.

El boleador Sánchez se vistió de luces para demostrarle a la 'cateta', 'atrabiliaria' e 'inepta' de doña Isabel quién era el mejor torero de todos los tiempos. Su monosabio, don Iván, le había preparado el paseíllo e instruido en el arte de abrirse de capa, manejar la muleta y entrar a matar cortando orejas y rabo, pero a mitad de la corrida algo de peligro debieron ver en el morlaco y decidieron tomar las tablas y abrigarse cobardemente en el burladero y que la faena la siguiera el sobresaliente Gabilondo y el otro matador, el Niño de Galapagar. Conclusión: orejas rabo y pata para doña Isabel y lanzamiento de almohadillas y demás objetos para los otros matadores

¿Qué hacemos ahora?, preguntan a don Ábalos que de corridas algo entiende: «Fácil, que rueden cabezas», responde el chuleta. ¿Las nuestras?: no por favor, las de Gabilondo y Franco, y de paso expedientamos a Leguina y Redondo para que aprendan con quién tienen que posar. ¿Tan listos, pero poco son que no entienden el porqué del tremendo varapalo? Lo que no le han perdonado los votantes al malvado don Sanchez ha sido su pésima gestión de la pandemia, la ruina económica y social a la que nos ha abocado, sus deleznables pactos con independentistas y filoetarras, el haber llevado al Gobierno de España a los peores comunistas antisistema, la soberbia desmedida y la mentira constante que nos regala en cada una de sus intervenciones y la forma despiadada en la que ha machacado a los madrileños para congraciarse con los socios catalanes y vascos. Demasiados votos han obtenido socialistas y comunistas protagonistas de tanto desmán.

Dicen para tratar de animar a su espantada parroquia que los resultados de Madrid no son extrapolares, pero eso lo tendremos que ver muy pronto. El truhán de truhanes ha perdido la confianza de la mayoría de los españoles y está obligado a testar en las urnas el grado de apoyo que tiene porque cuanto más demore las elecciones generales peor para él y para el histórico partido al que tiene sometido.