El lenguaje importa

La mente. Hay ocasiones en esta vida en que alguien te difama, te insulta o te falta al respeto. Los 'flower-power' de turno siempre dicen «él es así» o «lo ha hecho sin querer». No. Niego la mayor. El lenguaje es una de las capacidades más elevadas del ser humano que nos ha permitido sobrevivir como especie desde la época en que nos las veíamos y nos las deseábamos para sobrevivir en una naturaleza inhóspita. Lo que una persona dice, lo dice porque antes lo ha pensado. Viene de su cerebro y, por tanto, lo que una persona suele decir es la antesala de lo que luego, físicamente, pasará a hacer cuando pase de las palabras a los hechos. Es por esto que no me canso de decir que los únicos que pueden parar el ascenso de esa tumoración maligna que son los populismos de ultraderecha son los partidos moderados, que los hay en todos los países, llámenles liberales, conservadores o democristianos. Y ese, en España, no es otro que el Partido Popular.

Son la clave. Allí donde los partidos de centroderecha se han dejado llevar por el discurso ultra, la cosa ha terminado mal. ¿Ejemplo? Inglaterra, en la ruina y fuera de Europa. O USA y Brasil con sendos intentos de golpe de Estado en cuanto los fachas han perdido unas elecciones. Porque si algo está claro es que el ciclo larvario del alien ultra es el mismo desde el tiempo de Hitler: búsqueda de un momento de incertidumbre político-económica, difusión de mentiras y difamaciones para movilizar a un electorado cabreado, puesta en duda de la legitimidad del gobierno y asalto al poder por las urnas de las que luego se prescinde porque cualquier proceso electoral que les dé por derrotados es, según ellos, un pucherazo.

El PP. Núñez Feijóo empezó muy bien ya que en el PP habían comprobado que, si se echan al centro, ganan por mayoría absoluta y hunden a los ultras. La prueba de ello fue lo de Moreno Bonilla. Tras esos comienzos moderados que le dispararon en las encuestas, el gallego, quizá alentado por ciertos miembros de su equipo que quieren mimetizarse con Ayuso, comenzó a decir burradas y se cargó el 'efecto Feijóo'. Casi y Teo, que andaban desquiciados, fueron laminados porque un día eran moderados y al siguiente decían unas burradas que ni el partido del quinto gin-tonic. Feijóo vino para acabar con esa dinámica, pero la ha reinstaurado. Ahora, tras la cagada de Sánchez con la sedición, ha vuelto a mejorar en las encuestas y, por esta semana, se ha levantado moderado fichando a Borja Sémper y asegurando que son un partido de lo más tibio. Cien años después de la barbarie vivida en Europa en los 30 del siglo pasado, vemos que el totalitarismo de derechas quiere resurgir, como Sauron o Voldemort, ahí es donde debe de actuar la derecha moderada, porque el lenguaje sí importa. Y mucho.

Demócratas. Un partido democrático como el PP y para nada golpista debe saber que, cuando pierdes las elecciones, te vas a la oposición cuatro años y punto. Y preparas las siguientes. Pasarte cuatro años diciendo que los que te han ganado son un gobierno ilegítimo, golpista, Frankenstein y otras lindezas no es sino poner en duda la legitimidad del sistema y su justicia. Es alentar el discurso de los más ultras, de los nostálgicos de la época de la dictadura que quieren eso, llegar al poder y quedarse siempre en él. Lo del PP es de una irresponsabilidad supina y además, suicida, porque cuanto más se echan al monte, cuanto más justifican esos comportamientos, más les crece el tumor ultra. Recuerden lo de Andalucía, recuerden. Que el PP use ese lenguaje es la chispa que enciende la mecha que los ultras quieren usar para hacer cosas como las de Brasil. Tomen nota y modérense por Dios.