¡Vaya un par de nazarenos!
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LA ZARABANDA ·
A quien le gusten las patas por alto, tome ejemplo de Novak Djokovic y Boris JohnsonCuentan que hubo un diputado a Cortes que basó su carrera en ir siempre a la contra.
–¿En sede parlamentaria?
¡En sede, en ... sede! Bueno. Y también fuera de sede, a ver si me comprende usted. Y como quiera que salirse de la norma casi siempre llama la atención, y llamar la atención ayuda a promocionarse, pues el personaje en cuestión alcanzó las más altas cotas.
–En política, ¿no?
¡Sí, sí! En política. ¿Dónde si no? Olvidaba decir que semejante cosa únicamente funciona cuando se trata de hacer carrera política. En todos los demás oficios del vivir, solo de uvas a peras suena la flauta. Por ejemplo, Dalí. Este hombre, además de practicar la estrambótica, tuvo a gala ser un artista de pies a cabeza.
Estos días, ese par de nazarenos que son (incluso en enero) Novak Djokovic y Boris Johnson han sacado, ¡pero bien!, los pies del tiesto lo que se dice a tutiplén. Su rebeldía ha conseguido nivel mundial. El inglés, en su Inglaterra. El serbio, en las antípodas. Boris pidió perdón en sede parlamentaria, en efecto. Antes de levantarse para fingir arrepentimiento, se despeinó convenientemente, y en términos aspaventosos, tal como suele, largo que lo sentía, y que no lo volvería a hacer más. Viéndolo y oyéndolo de tal guisa, los torys y las vacas se enfadaron todavía más, pues no lo tenían por sincero en su dación de excusas.
Djokovic, por su parte, además de no decir que sentía, replicó con chulería y hasta se mostró mohíno. Cuando la justicia australiana lo castigó como a los chiquillos, sin permitirle jugar, el hombre se volvió a su pueblo a recibir la renta de su insumisión. Una vez en Serbia con 'be' de burro (con 'uve' baja es la griega), no ya las masas, sino que también el mandamás de la república lo recibió con palmas y olivas. En el caso del tenista, nadie duda que es muy bueno en lo suyo, como le pasaba a Dalí. Acerca de las capacidades de Boris para una gobernanza seria y productiva, ya hay menos certezas. Aún está por ver si acabará dejando el cargo. Si se peina, a lo mejor sigue.
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