El Real Murcia no arranca

Comentan quienes manejan estas cosas que ser ansioso no es siempre sinónimo de estar enfermo. Esos mismos entendidos aseguran que «se trata de una manifestación que se encuentra relacionada con la supervivencia de la especie y va ligada a nuestra presencia en el mundo, aun a pesar de que la mayoría de las veces no seamos conscientes de ella». Entonces, a ver: ¿Quiere el Real Murcia supervivir como equipo de fútbol? Sí, padre. ¿Está el Real Murcia presente en el mundo? Desde luego, manque no gane. Tampoco es anormal, que solo en ocasiones, los jugadores no sean conscientes de que viven en este planeta.

Como advertirá el lector, se dan las tres condiciones que refieren los expertos. A saber: El Murcia quiere seguir siendo un equipo de fútbol, juega una semana sí otra no en su campo y quizás se olvide (pero únicamente alguna que otra vez) de que tiene que llevarse los puntos en liza. Entonces, ¿qué es lo que está pasando? Pues que falta ansiedad. De la buena, quiero decir. Ya he sugerido (atienda, por favor, la directiva) que hay una ansiedad enfermiza y otra ansiedad estimulante. Y lo único que tienen que hacer nuestros jugadores es apuntarse a la ansiedad no patológica. A la productiva.

Sé de un filósofo de éxito (si es que ese espécimen existe) que ha reconocido: «¡Ah, la ansiedad! Ella ha sido el trasfondo de mi vida». Estamos hablando, señores, de una fuerza interior que mueva a ganar encuentros como lo más natural. Visto lo visto, ¿hace falta que venga un psicólogo? Creo que no. Sin presumir de saber más que nadie, digo que bastaría con que los muchachos hicieran caso de mi recomendación, respaldada como viene por la Filosofía.

¡Yo es que ya no sé qué más decir, mecagüen la leche!