La rambla que apuñala al Mar Menor
LA ZARABANDA ·
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Esta del Albujón es un río artificial con intenciones asesinasEl Albujón de siempre le caía bien al viajero porque, a medio camino entre Murcia y Cartagena, parabas el coche cinco minuticos de nada: el ... tiempo de atizarte un asiático y salir arreando. Desde que hicieron la autovía y llegó el Trasvase, el Albujón sale en los medios un día sí y el otro también. Pero ya no se alude al poderoso restaurador, sino a esa rambla que tantas desgracias ha traído (y está trayendo) al agonizante y casi desahuciado Mar Menor.
No conozco los mecanismos hidrólogicos de esa rambla, pero hace unos días tuvimos noticia de que el fiscal superior del TSJ, señor Díaz Manzanera, «entrará a fondo para investigar los vertidos de nutrientes (destruyentes, deberíamos decir) que están llegando al Mar Menor». Esta rambla es ahora mismo un dolor de cabeza insoportable para la ecología de Murcia. No lleva un caudal acorde con su naturaleza. Antes sí. Era cuando sus vertidos procedían exclusivamente de unas lluvias intensas, pero infrecuentes.
No era bueno que esos caudales llegaran al Mar Menor, debido a los arrastres que contenían. Ahora es mucho peor. Diría que escandalosamente peor. Desde que el cauce recibe la escorrentía del canal al que se conoce como D7, la rambla es un río artificial de agua contaminada, que apuñala alevosamente al pequeño mar y lo ensucia con un volumen intolerable de vertidos. Es algo tan dañino, que el desespero de los que defienden el paisaje no se aliviaría ni tomándose una docena de asiáticos de una sentada.
Como tantos otros problemas de Murcia, este es uno de los que se han enquistado. Algunas medidas toman (o eso parece), pero lo cierto es que no se alcanza ni por asomo una solución definitiva. ¿De quién es la culpa? Cuando un problema tiene tanta envergadura como la muerte del Mar Menor, la culpa ya no es solo de unos pocos. Todos somos responsables, aunque unos más que otros. Lo inconcebible es que, con la laguna salada medio muerta de asco, sigamos echándole mierda encima. Y en lo tocante a responsables, ¡echando balones fuera!
Me digo yo: Estos casi improperios que salen de mi pobre pluma, ¿de qué aprovechan? Absolutamente de nada. Es bien triste.
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