USA no nos quiere

En los Estados Unidos, nuestra pobrecita España tiene la misma consideración, o un poco menos, que Marruecos. Acordarse de 'Bienvenido, míster Marshall'. Aludo al feo tan grande que le hicieron a José Isbert, en su calidad de alcalde español. Ayer o anteayer, Biden logró acercarse sin ayuda hasta el teléfono. Habló con Macron, de Francia, que se las da de superior; con Olaf Schol, el alemán; con Mario Draghi, el italiano; y con Boris Johnson, el británico.

Vamos a decirlo aquí con todas sus letras: lo que más jode es lo del italiano. Los españoles solemos creer que Italia y España merecen el mismo nivel de consideración. Sea por razón de cercanía, de talante, de idioma (algo en lo que se equivocan quienes lo creen casi igual que el castellano) y de apasionamiento. Acaba pasando lo mismo que en el colegio: «¿Por qué tengo que ser yo menos que ese niño?» –lloriquea un chavalín en un rincón del patio donde tiene lugar el recreo.

Cuando Franco nos dijeron: «España es una unidad de destino en lo Universal». Muchos, sobre todos los azules, se lo creyeron (o quisieron creérselo) a pies juntillas. Pero, a la postre, ¿qué? Palillo y flor de malva. Pasó lo mismo con el letrero que salía en pantalla al final del NO-DO, que tuvo jefatura murciana en la persona de García Viñolas. Decía el eslogan: 'El mundo entero al alcance de todos los españoles'. A veces, un espectador lúcido paraba un momento de comer pipas para decir: «¡Y una mierda!».

Seguiremos informando un día estos sobre tan curioso particular.