La OTAN versus Moscú

Me echo a la cara el periódico. Y dice la singular noticia: «La OTAN diseñará una estrategia de disuasión ante el rearme de Moscú». Pero qué tontuciería (por no decir estupidez) es esta. Se trata del cuento de nunca acabar. Una parte de ese rearme la pagamos de nuestro bolsillo. Y no anda la economía para dispendios de esta naturaleza. Sabemos que un montón de países están armados hasta los dientes. Y no ignoramos que un choquetazo nuclear acabaría con todos nosotros. Sería la Última Guerra Mundial.

No tiene sentido que la OTAN prepare estrategias, ni que Putin se rearme, ni que ambos se metan en películas. ¡Pero, por favor, si se les salen los cobetes y las bombas atómicas por las orejas! ¿De qué rearmarse estamos hablando? Lo diré: El que conviene a la gentuza que fabrica armamento. En la política mundial (y ni que decir tiene en la local, país por país), todo es farfolla y mentira. Camelancia y cuento no únicamente chino. Las democracias, incluida esta nuestra, parece que fueran de hojalata. Hace veinte años o así, los señores Bush hijo (guárdeme usted la cría), Tony Blair (mejor Leblanc) y el figura de 'nuestro' Aznar (apaga y vámonos) montaron la guerra más idiota del mundo. De la incompetencia de los tres surgió un país... ¡para regalárselo a los talibanes!

Si el lector me lo permite (y sin que sirva de precedente), les diremos a todos estos hipócritas y fariseos, que se rearman mientras se toman un whisky: «Irse tos ustés a la puta mierda». ¡Espabilaos, que sois unos espabilaos!'.

Y Dios con nosotros, si posible fuera.